Rashomon | Japón, 1950
Dirigida por Akira Kurosawa
Libreto cinematográfico por Akira Kurosawa y Shinobu Hashimoto
Basada en historias cortas por Ryunosuke Akutagawa
Reparto: Toshiro Mifune, Masayuki Mori, Machiko Kyo, Takashi Shimura, Minoru Chiaki, Kichijiro Ueda, Noriko Honma y Daisuke Kato
Cinematografía por Kazuo Miyagawa
Musicalización por Fumio Hayasaka
Edición por Akira Kurosawa
Producida por Minoru Jingo
Distribuida por Daiei
Rashomon es la cinta que catapulta al realizador Akira Kurosawa (1910-1998) hacia el reconocimiento internacional, siendo un relato fílmico que le demostró al mundo la importancia y valía del cine japonés de la post-guerra.
La cinta ofrece una estructura narrativa atrayente y emocionante, donde a través de 4 flashbacks se narra un atroz crimen, donde se hace evidente que quizás ninguna de las versiones parece ser la auténtica.
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LA PUESTA EN ESCENA
“But is there anyone who’s really good? Maybe goodness is just make-believe.”
La película impresiona desde su primer acto, donde un tupido, inmenso y laberíntico bosque sirve como un atractivo escenario, donde Kurosawa y su cinematógrafo Kazuo Miyagawa (1908-1999) conjugan secuencias complejas, donde los movimientos de cámara son coreografiados con sumo cuidado, maestría y efectividad. El uso continuo de luz y sombra natural para crear atmósferas simbólicas es magnífico, estableciendo un punto de encuentro entre el bien y el mal.
En dicho sentido, Rashomon — palabra que le da nombre al lugar en donde comienza la historia — se convierte en una arena donde se disputa el destino de la virtud humana, en combate mortal contra los vicios y la manipulación de lo verídico por la satisfacción del interés egoísta.
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EL LIBRETO
“Man just wants to forget the bad stuff, and believe in the made-up good stuff. It’s easier that way.”
La cinta está repleta de diálogos muy poderosos que ponen en perspectiva nuestro lugar en el mundo y la forma en la que deseamos conducir nuestra existencia.
Cada uno de los personajes presenta actitudes maliciosas, pesimismo, así como un posible arrepentimiento ante sus yerros, pero que a la vuelta de cada flashback la perspectiva cambia, manteniendo en vilo a la audiencia.
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EL REPARTO
“If men don’t trust each other, this Earth might as well be Hell. I even heard that the demon living here in Rashomon fled in fear of the ferocity of man.”
El ensamble de actores, entre los que se encuentran Toshiro Mifune y Takashi Shimura — regulares en las películas de este director — demuestran un aplomo y dominio de la volatilidad para convertir a la cinta en un espectáculo impredecible.
Rashomon exhibe una naturaleza casi teatral, donde el esfuerzo histriónico se basa en desplantes exagerados y el uso preciso del lenguaje corporal para amplificar este estudio sobre la ausencia de la verdad y cómo consume — profunda y poéticamente — las vidas (y almas) de los protagonistas.
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COLOFON
Rashomon se consolida como uno de los exámenes más concienzudos de la dualidad humana a través de la pantalla grande. Una alegoría del hombre viviendo en la disyuntiva de seguir un camino libre de pecado, o sufrir las consecuencias de sus culpas.
Este es un documento que consolida a Akira Kurosawa como uno de los exponentes artísticos más capaces para comunicar de forma profunda los aspectos que constituyen a la vida misma, iniciando con ello la construcción de un amplio lienzo en donde utilizaría diversos géneros — drama, acción, period films — para plasmar cualidades humanísticas fascinantes en cintas tales como Ikiru, Los Siete Samurai, Yojimbo, Ran, Dodes’ka-den y Rapsodia en Agosto, por nombrar algunas.