Iron Man | Estados Unidos, 2008
Dirigida por Jon Favreau
Libreto cinematográfico por Mark Fergus, Hawk Ostby, Arthur Marcum, Matt Holloway y John August
Reparto: Robert Downey, Jr., Terrence Howard, Jeff Bridges, Gwyneth Paltrow y Clark Gregg
Cinematografía por Matthew Libatique
Musicalización por Ramin Djawadi
Edición por Dan Lebental
Producida por Marvel Studios y Fairview Entertainment
Distribuida por Paramount Pictures
Development Hell.
Ese ha sido el destino de múltiples adaptaciones de comics a la pantalla grande, siendo los personajes de Marvel Comics de los que más han sufrido el castigo del limbo cinematográfico. El caso más bizarro que conozco es el del afamado guionista y director Alex Cox quien intentó hacer Dr. Strange (!).
Iron Man debe gran parte esta luz verde a proyectos como Blade (Stephen Norrington, 1998) y Spider-Man (Sam Raimi, 2002), los cuales le han dado una descarga de electroshock a la débil idea de que los comics podrían ser alimento conceptual para concebir grandes superproducciones.
Iron Man se posiciona en un lugar de privilegio debido también al proceso de cambio que en Marvel Comics se suscita desde el año 2001 al 2004, donde se decide reunir a un gran cúmulo de escritores con un enfoque moderno para contar historias de gran carga emocional y fuertes dosis de acción inteligente, con el objetivo de hacer atractiva nuevamente a la propiedad intelectual de esta longeva casa editora.
Brian Michael Bendis llena a Daredevil de atmósferas Neo-Noir, Grant Morrison construye un escenario Social Sci-Fi para X-Men, Bruce Jones entrega un feeling de intriga conspiratoria en The Incredible Hulk, J. Michael Straczynski crea las historias más controversiales para Amazing Spider-Man, y Mark Millar aterriza el concepto de superhumanos en la sociedad de consumo contemporánea con The Ultimates.
Tras salir de la bancarrota, Marvel (en todas sus divisiones) se propone a continuar con un camino de éxitos. La mejor decisión jamás tomada fue dar libertad creativa para devolverle a su catálogo de personajes más emblemáticos la relevancia que Stan Lee y Jack Kirby le dieron originalmente a sus creaciones como parte de un comentario social.
Es así como a partir del 2004, Bendis crea una polémica mega franquicia con Avengers, Ed Brubaker combina lo mejor del techno-thriller y los superhéroes en Captain America y Warren Ellis reinventa el futuro y el conflicto armamentista en Invincible Iron Man.
Con todo este acervo revitalizado, se crea Marvel Studios como un venture enfocado a producir largometrajes basados en sus publicaciones, con control total y en busca de apoyo en la distribución con los más importantes estudios en Hollywood. Con una base literaria sólida, Iron Man es el proyecto inicial en tomar forma.
El primer acierto y lo que realmente hace que Iron Man sea un comic on film sumamente exitoso es que su director Jon Favreau se asesora de Millar y Bendis para pulir el libreto cinematográfico (tanto así que su sensacional epílogo tras los créditos finales fue co-escrito por Bendis).
Teniendo el conocimiento de lo que funciona y no para su cinta, Favreau se inspira en el ultramoderno enfoque de Warren Ellis y sitúa a su cinta en el mundo actual, incierto, lleno de intereses y donde la economía más prolífica es una basada en la guerra. Con esto en mente, construye al personaje de Tony Stark bajo una filosofía nociva donde la banalidad y la deliberada indiferencia sobre las consecuencias de sus actos dominan su existencia.
Y quien más para encarnar a un personaje de cualidades despreciables y que aspira a la redención sino Robert Downey, Jr., cuyo trajinar por el cine lo ha llevado de extremos oscuros a momentos de brillantez. Downey ES Tony Stark y su presencia cautiva desde el primer instante, con un balance entre el deadpan comedy, la ironía, la superficialidad, suaveness, melancolía, obstinación, carisma, fragilidad, firmeza y heroísmo. En esta cinta, vemos paulatinamente una epifanía que convierte a Stark de un oportunista descorazonado a un hombre que ha abierto los ojos a un mundo que sufre y le reprocha su desdén.
La química del romance inocente con su co-protagonista Gwyneth Paltrow es genial, dotando de momentos que redondean este character arc de autodescubrimiento sobre los esfuerzos que implican el cambiar una actitud negativa y abrazar sentimientos universales.
Los momentos de acción y comedia cuando Tony porta la armadura de Iron Man son sensacionales, recreando la estética visual de los comics publicados en tiempo reciente — en donde el ilustrador Adi Granov es el responsable al crear el diseño perfecto para el traje del Hombre de Hierro.
La cinta adapta el origen del personaje a la perfección, haciendo que el personaje sea el que sufra todo el impacto, y experimentar en ello una verdadera evolución, que lo pone en conflicto con los intereses del Complejo Militar-Industrial. En este aspecto la adición de Jeff Bridges como Obadiah Stane al reparto es perfecta, con una imagen imponente sobre la cual Tony debe quitarse su gran peso y herencia de sangre.
La película trae a la mesa elementos que a la larga Marvel Studios impondrá como insignia dentro de sus posteriores producciones, tales como la presencia de la agencia de S.H.I.E.L.D. (donde Clark Gregg será el referente inmediato para la audiencia), así como la anteriormente mencionada secuencia post-créditos que ofrece una promesa que eleva las expectativas de todos los fans.
Iron Man es uno de los comics on film contemporáneos más importantes, que forma parte de un proyecto cinematográfico cuyo alcance es vasto y que deja claro que el arte secuencial puede ser un negocio lucrativo, donde lejos del artificio y los efectos visuales puede crear situaciones dramáticas de interés para un público exigente, emulando a las clásicas aventuras de las publicaciones originales, en las que el “estilo Marvel” (introspectivo, socialmente relevante y humano) es terreno fértil para construir piezas fílmicas fuera de serie.