Statuesque
Cortometraje
Escrito y Dirigido por Neil Gaiman
Reparto: Bill Nighy y Amanda Palmer
Transmisión original: SKY 1 TV (Reino Unido) en el segmento “Ten Minute Tales”
Del 25 al 31 de diciembre de 2009
Duración: 08:21 min
Neil Gaiman es un afamado escritor de literatura fantástica, con obras como Coraline, The Graveyard Book, Stardust, Neverwhere, American Gods, y muchas otras.
Este autor de origen británico tomó prominencia en el último lustro de la década de los 80s con la serie de comics The Sandman, publicada por el sello editorial de corte independiente Vertigo. La combinación de un estilo muy personal con personajes atrayentes y larger-than-life, además de aspectos profundos sobre el individualismo, la vida en sociedad, la literatura y el folklore, hicieron de Sandman una obra que rompió el molde en la insular industria de los comics, abriéndose paso hacia el mainstream con gran facilidad, y de la cual obtuvo importantes admiradores dentro del entretenimiento comercial y alternativo. Este reconocimiento internacional lo llevan a emprender la transición a la prosa, convirtiéndose de inmediato entre los autores de mayores ventas cada vez que produce una nueva obra.
Otro de sus contemporáneos, el autor de ficción ultramoderna multimedia y comics Warren Ellis, describe ampliamente y a la perfección los factores que consolidan el ‘fenómeno Gaiman’ y su impacto e influencia indeleble dentro de la industria del arte secuencial:
“I had a conversation the other day about creating a “brand” within the business. The perfect example of such that occurred to me was Neil Gaiman. A man who writes fairly directly to a large but discrete audience, and a man who doesn’t write very fast, has turned what would ordinarily be simply good work into establishment of a brand. The term “Neil Gaiman” has been wrought to imply and otherwise connote quality. He’s worked hard at selling himself across media.
I personally think that there are a handful of Gaiman’s peers who produced better work during and immediately following the same period, but they remain invisible outside the medium, and ill-seen even within the medium. Neil Gaiman is a clever man who wanted an extraordinary career, and his imprimatur denotes quality to a wide number of people. He doesn’t need a logo. He has his name. And that is all that is required. However, it should be noted that Neil Gaiman spent a great deal of time on the road to establish that brand. Same approach that brought James Ellroy to prominence — tour, tour tour, handsell, handsell, handsell. It should also be noted that Neil built himself an audience that came in large part from outside the already extant readership base. He brought new people into comics shops to look for work with the Neil Gaiman mark. In many ways, he is the absolute epitome of what comics creators should be doing if they want a career.”
Es en el año 2009 donde Gaiman ofrece una muestra más de su dominio en el terreno de las ilusiones con Statuesque, siendo ésta su primera incursión como director de cine.
Sin embargo, su nexo con el séptimo arte ya tiene tiempo, tras haber colaborado en el film Mirrormask (proyecto de su colaborador frecuente Dave McKean), además de que varios de sus trabajos han sido adaptados tanto en televisión como en la pantalla grande (Neverwhere, Stardust, Coraline). Statuesque narra la historia de un hombre solitario que tiene una rutina diaria muy inusual: tras prepararse su desayuno acostumbrado, sale de su hogar para contemplar todos los días a un grupo de estatuas. Este hombre siente una atracción muy fuerte hacia una de ellas, la cual lo llevará a una situación inesperada, un triángulo amoroso de resultados impactantes. Acompañan a Gaiman en esta excelente aventura el multifacético y veterano actor británico Bill Nighy (Love Actually, Underworld, Shaun of the Dead, The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, Notes on a Scandal, Stormbreaker, Pirates of the Caribbean, Hot Fuzz, Harry Potter and the Deathly Hallows), estrella principal de este cándido film de realismo mágico. A su lado se encuentra además la talentosa representante de autoproclamado ‘Punk Cabaret’ alternativo Amanda Palmer (vocalista y compositora del dueto bostoniano de The Dresden Dolls), y cuyo rol en esta cinta comparte un nexo muy especial con el protagonista.
En su blog, Neil Gaiman.com, el autor comenta brevemente sobre el proceso creativo que llevó a la realización de este cortometraje:
“I think I just made a film… The film was finished (Sept. 16, 2009). I spent the last few days editing it with a terrific editor named Amanda James, and it was handed in, with a cut-off of last night at 7:30pm, when we had to lock it (because today we will grade the film). At 7:28 we were sitting nervously looking at the phone waiting for the Senior Executive at Sky TV to tell us what he thought, and at 7:29 we had huge grins on our faces, because he had phoned and told us that he was very very happy indeed, had absolutely loved it and he wouldn’t change a frame.
So now it has to be graded, and our temporary soundtrack (a mishmash of The Velvet Underground, Owls, Rasputina, David Bowie, Steeleye Span, Bela Fleck, Kate Bush and Louis Armstrong) will be replaced by a real score, which will be written and recorded by the amazing Sxip Shirey. And then it will be shown on Sky some time in the 12 days before Xmas (along with 12 other silent films, still being made). I loved making it, loved editing it, loved working with talented people.”
Gaiman utiliza su acostumbrado estilo de crear umbrales que conecten lo mundano y la fantasía, temas sobre los cuales pone un gran empeño al darles múltiples niveles de detalle. En este caso no es la excepción puesto que gran parte del encanto de este corto es ver cómo se crea una mística y empatía entre los personajes y la audiencia, a través de momentos de atinada cadencia que se transportan de una estética urbana y minimalista hacia una metamorfosis muy divertida. Nighy interpreta su papel con destreza y soltura, basándose 100% en el lenguaje corporal para dotar no solamente de quirks y manerismos de gran curiosidad, sino de una melancolía que es sutil, pero palpable, de alguien quien ha visto pasar lo mejor de su vida, pero que encuentra momentos para no perder su ilusión dentro un mundo que resulta monótono en ocasiones.
Palmer, quien es una consumada artista callejera, usa su característica presencia de gran impacto y aura de ‘coolness’ que la rodea constantemente para convencernos en forma plena de que la existencia a nuestro alrededor ha atravesado una frontera hacia lo inexplicable y donde todo puede pasar. Con esta narrativa de casi 9 minutos de duración, Gaiman confecciona una atrayente alquimia para todas las edades que convierte instantes nostálgicos y tristes por felicidad y optimismo, y que resulta también todo un deleite para sus seguidores incondicionales.