Mad Detective | Hong Kong, 2007
Dirigida por Johnnie To y Ka-Fai Wai
Libreto cinematográfico por Ka-Fai Wai y Kin-Yee Au
Reparto: Sean Lau, Andy On, Ka-Tung Lam, Kelly Lin, Flora Chan, Jo Kuk, Suet Lam y Siu-fai Cheung
Cinematografía por Siu-Keung Cheng
Musicalización por Xavier Jamaux
Edición por Tina Baz
Producida por Johnnie To, Ka-Fai Wai, One Hundred Years of Film y Milkyway Image
Distribuida por China Star Entertainment Group
Pocas cintas podemos decir que son perfectas en diseño y ejecución, pero Mad Detective (神探 en su idioma original) es una de ellas.
Una serie de hurtos a mano armada en Hong Kong ponen de cabeza el mundo del oficial Ka-On Ho (Andy On), quien descubre un nexo entre estos crímenes con la desaparición de un policía hace año y medio. En su desesperación, Ho recurre a la ayuda del excéntrico detective Kwai-Bun Chan (Sean Lau), de gran habilidad e intuición para discernir la verdadera personalidad detrás de la gente que lo rodea. La unión entre estos policías da paso a una serie de situaciones de extremo riesgo que atentan contra su vida, su cordura y su moral.
Debajo de esta simplificada sinopsis, esta exquisita película en términos generales es difícil de describir. Mi hipótesis (errada quizás, pero qué importa) es que Mad Detective es The Usual Suspects meets Rashomon by way of the Exterminating Angel & That Oscure Object of Desire.
¿Tengo tu atención? Espero que sí.
Como comentamos, Mad Detective es una joya de bajo perfil que alcanza una PERFECCIÓN inusitada, dado que no desperdicia minuto alguno en su duración, ataviada bajo el velo de un film de crimen procedural que se mueve con gracia alrededor de umbrales interesantes dentro del cine de género.
El tándem de Johnnie To – cuyo output pude conocer gracias a la referencia de The Heroic Trio en la obra maestra de Olivier Assayas, Irma Vep, aunque esa es otra historia – y su guionista Ka-Fai Wai se confabulan para elaborar un significativo proceso de evolución sobre su largometraje.
Sucesivamente se muestran momentos de body horror, aderezados con una divertidísima aunque breve buddy cop/romantic comedy, sutil musical (!) impregnado de atmósferas y arquetipos neo noir, incluyendo un envolvente drama psicológico, mesmerizante fantasía y recursivo surrealismo hasta llegar a un destino donde se construye una híper compleja narrativa cuyo trasfondo explora la condición humana y su relación con la naturaleza de la verdad, así como el viacrucis y escozor que nos provoca escapar de ella y la contrastante vehemencia con la que la perseguimos.
Este atrevimiento es compartido por Sean Lau, quien nos ofrece un performance destacadísimo como el impredecible Bun, cuya estrafalaria persona nos lleva de la mano con gran confianza y soltura a recorrer todos estos matices argumentales, apoyado por una puesta en escena donde las constantes repeticiones y dual-roles abren una metamorfosis donde abandonamos una zona de confort para adentrarnos en eventos que trastornan la percepción de los hechos.
Su emotiva actitud ante la vida (“I prefer to die to live miserably”, “Apply emotion to investigate, not logic!”, “God is telling us we’re on the right track!”) acentúa sobremanera las diferencias entre su carácter con la del personaje interpretado por Andy On, completamente cerebral y que paulatinamente se convierte en el centro de la historia y cuya presencia parece mezclarse con la del propio Bun.
Esto impone un desafío interesante para la audiencia, un sentido de involucramiento genuino desde sus primeros minutos. Mad Detective está cargada de una enorme cantidad de giros en su trama que nos atrapan irremediablemente, generando reacciones desde la extrañeza, aprecio, compasión y entendimiento por sus personajes, además de un agudo desconcierto, incertidumbre, sorpresa y expectación.
En instantes selectos, el guión provee líneas que abren el debate sobre el mundo bajo la influencia de la razón o el sentimentalismo. La cinta maneja elementos trágicos que ponderan la inherente presencia de la malicia alrededor de todo ser humano como respuesta ante la necesidad, pervirtiendo de tajo nuestra lógica.
Así, Mad Detective se consolida como un bizarro y atractivo, inusual pero urgente genre-blender que oculta una cautionary tale sobre los riesgos de perder el apego por lo correcto, donde su protagonista es lapidario en ese sentido regalándonos para ello una línea que es tanto devastadora y desmoralizante como inevitable: