Passion | Francia, 2012
Dirigida por Brian De Palma
Libreto cinematográfico por Brian De Palma, basada en el largometraje “Crime d’amour”, escrito por Natalie Carter y dirigido por Alain Corneau
Reparto: Rachel McAdams y Noomi Rapace
Cinematografía por José Luis Alcaine
Musicalización por Pino Donaggio
Edición por François Gédigier
Producida por Saïd Ben Saïd (SBS), Studio Canal+, Medienboard Berlin-Brandenburg y Wild Bunch
Distribuida por ARP Sélection, Ascot Elite Entertainment Group y E1 Films
Brian De Palma, el más osado y audaz de todos los “Movie Brats”, de nueva cuenta se sumerge en extremos para explorar estados mentales alterados con Passion, una cinta que polarizó opiniones entre la crítica tras su estreno en la afamada Mostra de Venecia del pasado 2012, colocando a su realizador en los bordes de la genialidad y la infamia.
Esta película narra la relación cordial y eventual enemistad y revanchismo entre una alta ejecutiva de una firma publicitaria, la ambiciosa y dominante Christine (Rachel McAdams) y su colega Isabelle (Noomi Rapace), quien bajo su rostro inocente esconde tanto secretos, deseos y tendencias nocivas que las pondrán en un curso de colisión lleno de emocionantes situaciones llenas tanto de engaños y seducción como consecuencias fatales.
Passion es, en principio de cuentas, una aventura envolvente y sensacional, confeccionada a la medida de mis gustos por el cine de género, que nos ofrece signposts para explorar completamente las obsesiones de De Palma, cuya carrera se informa a través de un caleidoscopio de variados tonos: voyeurismo, Hitchcock, Polanski, Argento, Rear Window, The Red Shoes, Peeping Tom, split-screens, fetichismo y la sensualidad que despierta la violencia y el deseo.
Esta realización se nutre de todo esto, además de otro acertado score de Pino Donaggio, para crear una de las entregas cinematográficas más estilizadas de este director norteamericano, donde la superficialidad del mundo de los negocios y sus disputas egoístas sólo son una mera excusa, un exquisito McGuffin que se emplea para desmenuzar psiques fracturadas, homoerotismo reprimido, intriga conspiratoria y despampanantes vistas en estructuras arquitectónicas bajo un prisma multicolor que recorre una y otra vez a sus habitantes, desplazándose entre sus cubículos y salas de juntas, en un ambiente cuasi-teatral en el cual sus actores llevan a escena una atractiva y seductora morality play llena de melodrama, subjetividad y fantasía en Technicolor.
El espíritu de todas estas influencias deambula en esta cinta y, como en toda la amplia, exitosa, provocativa, y controversial filmografía de De Palma, en mayor o menor medida hacen de ella un triunfo de estilo sobre sustancia o víctima del desdén y repudio de la audiencia.
La narrativa teje una colección de juegos de poder en donde la cámara indiscreta se vuelve el común denominador, con elegantes movimientos sobre el plató que nos recuerdan los primeros films de Argento, en especial su “Trilogía Animal” y Tenebre, de las cuales se sirve para proveer de forma a su cinta, y cuyo fondo se complementa con una amplia carga emocional en donde la verdad y el sentimiento de culpa da lugar a instantes genuinos de desequilibrio y suspenso.
De Noomi Rapace ya habíamos conocido sus variados matices histriónicos sobre guiones de gran complejidad. En esta ocasión nos muestra un dominio de sus emociones para desatarlas gradualmente de forma intempestiva, pero es bueno saber ahora que Rachel McAdams puede alcanzar esos espectros actorales, y que con gran soltura explota un sex appeal inusitado y un claro entendimiento del ambiente de los depredadores corporativos ochenteros, de los cuales sabe destilar sus cualidades más horripilantes. Estos nos otorga dos estupendos performances en una historia que por sí misma devela capas y capas de contenido, una auténtica muñeca matryoshka que nos conduce a todo lo peor que puede llegar el ser humano cuando se encuentra con la vanidad, el éxito y el control sobre los demás.
Passion es todo un tour de force que podemos catalogarlo tanto como un throwback al thriller de excelencia, con elementos de slasher mostrados finamente o como una sentida retrospectiva a todo el oeuvre que consolida a De Palma como uno de los más incomprendidos e importantes enfant terribles del séptimo arte.