Pietà | Corea del Sur, 2012
Escrita y dirigida por Ki-duk Kim
Reparto: Jung-jin Lee y Min-su Jo
Cinematografía por Yeong-jik Cho
Musicalización por In-young Park
Edición por Ki-duk Kim
Producida por Soon-mo Kim
Distribuida por Next Entertainment World y Drafthouse Films
Kang-do (Jung-jin Lee) es un bribón de poca monta al servicio de un prestamista. Con tal de cobrar a sus deudores hasta el último centavo, Kang-do recurre a arrebatos de violencia extrema sin remordimiento. Su explosivo carácter será puesto en perspectiva cuando una mujer quien dice ser su madre (Min-su Jo) aparece ante él, llevándolo a un honesto vuelco en su actitud, el cual acarrea bizarras consecuencias.
De sutil humor negro, brutales situaciones propias del complejo y osado cine de violencia sudcoreano y con controversiales situaciones de índole sexual que resultan ser más curiosas que titilantes, Pietà, 18va. película en la filmografía del realizador Ki-Duk Kim, empieza a alejarse paulatinamente de estos atinados aderezos para dejar ver un profundo y descorazonado cautionary tale sobre la nociva influencia del capitalismo y el interés, y como éste aprisiona, transforma y destruye a los estratos sociales más necesitados.
En términos generales, describir a Pietà como A Christmas Carol meets Symphathy for Mr. Vengeance, o bien como un drama netamente Dickensiano que gravita alrededor de acordes narrativos del blood-and-revenge film propios de un Chan-wook Park, sería incompleto, irresponsable, porque sería reducirlo a sus propiedades más notorias y desechar toda su robusta manufactura como cine de denuncia.
Lejos de centrarse en el abismo generacional – tema predilecto en el cine de arte de Asia – Kim apuesta en la metamorfosis que detona sobre las personas el contraste económico, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Presentando una variada serie de viñetas alrededor del área ultra poblada y de notoria marginación de Cheonggyecheon en Seúl, Kim nos seduce con el cinema de lo extremo y a través de agudos intercambios entre los miembros del reparto, amplificando el sufrimiento de quienes no tienen nada con elaboradas coreografías de violencia, y con notables dramatizaciones y escenas subidas de tono para hacer énfasis en la creciente interdependencia que se gesta sobre Kang-do y supuesta madre, Mi-sun Jang.
Es a lo largo de estas rebanadas de vida bajo esquemas tortuosos y atinada comedia macabra que se muestra ante nuestros ojos el mensaje core que el director intenta taladrar en nuestras consciencias:
“Money is the beginning and end of all things. Love, honor, violence, fury, hatred, jealousy, revenge and death.”
Esta lapidaria revelación nos trae situaciones de gran crueldad donde la humanidad de los personajes se diluye, dando paso al arrepentimiento, la furia y la melancolía, y que nutre sobremanera su magnífico giro en la trama cuando se conocen las razones detrás de la aparición de Jang en la vida de Kang-do (y que se vuelve tanto subjetivo como tangencial a los objetivos que intenta lograr la trama), así como su desconcertante escena final – un interesante guiño visual a la conclusión de Thirst, del propio Chan-wook Park – que deja atados sus destinos para siempre como una casualidad más dentro de esta mortífera cultura bajo las órdenes de la teoría del capital.
Pietà es una gran cinta que sabiamente esconde su verdadero significado detrás de un atrayente misterio e inolvidables personajes en notable trastorno, llevándola así a trascender significativamente sobre su aparente plantilla de cine de venganza, siendo toda una sorpresa que se adhiere al selecto grupo de ofrendas definitivas en este inusual género.