Best X-Men comics in the last 30 years. Enjoy. Or don´t.
[DIEZ]
Uncanny X-Men #501-503, 508-511
Sisterhood
Por Matt Fraction y Greg Land.
2008-2009
Bottom line, el trabajo de Matt Fraction dentro de este comic es de los más mediocres que se recuerde, aunque lejos de las aberrantes contribuciones de un Chuck Austen, Scott Lobdell, Jeph Loeb y el 2do. y 3er. período del propio Chris Claremont dentro del título. Lo único meritorio, rescatable y redimible son estos 7 inusuales tomos que se destacan al 100% por una franqueza y certeza para explorar el arquetipo del superhéroe como una celebridad llena de agallas, cinismo, actitud desinhibida y sex appeal.
Y es que estos tomos no se leen como si fueran de los Hombres X, y sin embargo los impregna una sincera nostalgia por el comic noventero impenetrable y amado por el hardcore fan, la reverencia al material Claremontiano y la tendencia a no explicar los misterios y complejidades del plot.
¿Quién era en realidad Madelyne Prior? ¿Acaso importa? Aunque para satisfacer nuestra curiosidad morbosa, esto es lo que Fraction revela respecto a este cypher hecho villano:
“Yeah, she was just exactly what Cyclops said. The Red Queen was a psychic ghost – the “Goblin Queen” energy without a physical home. Not Maddie – she’s dead – but a devil’s echo of what Maddie used to be. And the only home that could contain that echo was the body a powerful psychic. So they did a test run with Psylocke to make sure it worked and then, convinced it did, went looking for Jean’s body.”
Aún y cuando se nos transporta temporalmente a esa época “séptica” del X-Men noventero—tal y como el autor Grant Morrison atinadamente describió en su momento—Fraction intenta librar esas trampas de forma interesante, llegando al extremo del fan-fiction mezclado con la inventiva y el sexyness de su obra más personal, Casanova. Las caracterizaciones de Cyclops, Emma Frost, Pixie, Cannonball, Madelyne Prior y Dazzler como facsímiles de Pop Rock & Porn Stars, Socialités y Fashionable Hipsters se sienten tan off, pero que de alguna manera bizarra funcionan (y donde Greg Land se convierte en la opción adecuada para retratar estas actitudes como collages y fotomontajes eróticos), en el setting perfecto de un San Francisco como la capital de la apertura cultural y la expresión individual desinhibida.
So wrong that it feels so right, indeed.
(10)
