A través de las redes sociales expresas de forma inmediata lo que sientes, piensas y disfrutas, además de consolidar tu ámbito de influencias y amistades. Pero también John Carlin decía que Facebook era para los exhibicionistas y Twitter para los narcisistas.
Con esto en mente, y dado que la condición humana queda desnuda y vulnerable en las redes sociales, es difícil montarse sobre cualquier tema (cualquiera) de manera objetiva y salir ileso.
Campos minados repletos de sarcasmo y violencia verbal. Plataformas efímeras de fama y atención. Por tanto, y en la medida de lo posible, trato de cumplir a rajatabla los siguientes “don’ts”:
No eres una Diva Digital.
No eres un líder de opinión.
No eres un “influencer” (whatever that means).
No etiquetar solo para llamar la atención.
No hashtags.
No hablar de justicia social.
No participar en la conversación político/religiosa/social del momento.
No pasarse de listo en busca de likes.
No exponer la autoestima al escrutinio público.
No vale la pena ganarle argumentos a cualquier extraño.
Con este decálogo, quiero pensar que he creado espacios inocuos para mi entretenimiento personal. Herramientas como el EMOJI (*), el SHARE y el RETWEET han sido suficientes.
También, quiero pensar que mis opiniones son mías, no un producto a la espera de ser consumido. Términos como el ‘branding’ en redes sociales me parecen absurdos. De cualquier forma son preferencias personales:
“YOUR TWITTER BRAND IS WHATEVER PEOPLE ASSOCIATE WITH YOU ENOUGH TO TWEET YOU ANY TIME THEY SEE IT.”
— ANDREW MCCRUTCHEN.
Hay cosas muy valiosas allá afuera que valen la pena difundir, compartir y disfrutar en estos espacios digitales. Cualquier indicio de devoción insana es un atentado contra tu paz mental.
(*)
RIP Blob Emojis. Larga vida a los Blob Emojis
Best Facebook emoji ever