Fanboy.
Otaku.
Nerd.
Ñoño.
Geek.
Freak.

Todos. Ninguno. “Fan” a secas si hay que elegir alguno. En la generación que me tocó vivir todos esos términos eran parte del ghetto en el que estábamos (¿seguimos?) acorralados. En una época actual donde la palabra “normalización” es taboo, ¿por qué tenemos que enorgullecernos de estas aberrantes etiquetas? Ya forman parte de la antropología del aficionado a la cultura pop. Suscribirse a ellas es perpetuar el estigma.

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