— figuras folclóricas de discusión pública; my own personal canon
La actriz y guionista americana Zoe Kazan preguntó por Twitter las 5 películas que viste entre tus 18-21 años y que te dejaron impactado.
Mi mente impresionable todavía las tiene grabadas en la retina. Ahí van, seguidas de la imagen que más recuerdo de ellas, así como también reflexiones selectas de mi infancia y juventud siendo aficionado al Séptimo Arte:
1. Conspirators of Pleasure (Jan Švankmajer, 1996), vía televisión por cable (Multicinema, de la cadena mexicana MVS).
El gusto por el cine viene por parte de mi madre, y durante una buena parte de los ochentas y noventas México recibía a los estrenos norteamericanos y de otros territorios con cerca de un año de diferencia. A menos que fuese un blockbuster importante, su aparición en las salas cinematográficas nacionales se daba con algunos meses después.
2. A Short Film about Love (Krzysztof Kieślowski, 1988), por Canal 28 de TV Nuevo León en su ya extinto ciclo semanal de Cine Mundial.
Ya sea yendo al cineplex—“Multicinemas” era en ese entonces la franquicia principal en mi región—rentando el VHS en el videoclub—siendo “Videocentro” la cadena más importante en el país—o a través de algún ciclo de cine en la tele local, éramos aficionados asiduos al séptimo arte.
3. The Matrix (los Wachowski, 1999), en el cine.
Los canales 12 y 28 locales transmitían cine de arte por las noches, mientras que el canal 2 emitía cine mexicano entre los 40s y los 60s. El canal 7 nos ofrecía cine de culto americano, además de producciones nacionales de los años 70s, provenientes del catálogo de los Estudios “Churubusco-Azteca”. Por su parte, canal 5 retransmitía a las cintas definitivas dentro del mainstream hollywoodense, mientras que el canal 10 (2 nacional) hacía lo propio con el cine comercial mexicano de los 80s y 90s. Con el surgimiento del “nuevo cine mexicano” en los noventas, Televisa presentaba al público los éxitos de taquilla, mientras que Televisión Azteca llegó a transmitir ciertas cintas contemporáneas de bajo perfil.
4. Shoujo Kakumei Utena: Adolescense Mokushiroku (Kunihiko Ikuhara, 1999), vía fansub en una proyección del ya desaparecido Club de Anime del Tecnológico de Monterrey.
De esta manera, el México de aquella época tenía un abanico amplísimo para disfrutar al mundo del celuloide en todos sus ángulos. Era sin lugar a dudas una época de apertura y para todos los gustos, siendo una bonanza que se fue diluyendo en forma paulatina a medida que las cadenas televisivas fueron modificando tanto sus agendas, contenidos e intereses comerciales.
5. Angel Dust (Sogo Ishii, 1994), también por cable (Canal Once del IPN).
A decir de los periodistas nacionales contemporáneos, el cambio de la “narrativa” que transforma a la televisión mexicana de un medio difusor de la cultura a uno meramente comercial y de enajenación de su audiencia, surge tras una declaración impromptu del entonces presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Milmo (1930-1997) un 10 de febrero de 1993, y publicadas por Claudia Fernández en el periódico “El Financiero” el 10 de enero de 1994:
“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. Los ricos, como yo, no somos clientes porque los ricos como yo no compran ni madres. Nuestro mercado en este país es muy claro: la clase media popular. La clase exquisita, muy respetable, puede leer libros o Proceso para ver qué dicen de Televisa […] Estos pueden hacer muchas cosas que los diviertan, pero la clase modesta, que es una clase fabulosa y digna, no tiene otra manera de vivir o de tener acceso a la distracción más que la televisión.”
(extra) Eat, Drink, Man, Woman (Ang Lee, 1994), por Canal 12 de Multimedios Televisión, cuando transmitían películas en su último bloque de programación por la noche.