You broke the world

Desmenuzando al desafortunado crossover de “Age of Ultron”.

Entre 2004 y 2013, la editorial Marvel Comics dio un salto de fe y le encomendó al autor independiente Brian Michael Bendis el revitalizar a una franquicia venida a menos. Bajo su pluma, el comic de Avengers cruzó un periplo de gran riesgo y controversia, con historias repletas de momentos tanto memorables, emocionantes e infames, que catapultaron tanto al autor, el propio comic y a la publicadora a un cénit narrativo y de ventas sin precedentes, creando relatos definitivos para toda una generación de lectores. La siguiente es una amplia retrospectiva a uno de mejores comics comerciales dentro del siglo XXI.

 

La despedida de Brian Bendis en el comic de los Vengadores fue una experiencia extraña. Por una parte fue muy agridulce, y por otra pasó sin sobresaltos. Se podría decir que una vez que los títulos de Avengers y New Avengers terminaron su ciclo, tanto la editorial como los propios fans le dieron la vuelta a la página, y el autor además había dejado el terreno preparado para tomar las riendas de X-Men. Marvel Comics se preocupó más por dejar establecidas las reglas de publicación que contrarrestaran al efecto de “The New 52” de DC Comics, y Eventos como Avengers vs. X-Men en 2012 le aseguraron el regreso a lo más alto del escalafón de ventas.

En el mes de noviembre del mismo 2012, esta publicadora contraatacó a su “Distinguida Competencia” con una línea editorial de nombre “Marvel NOW!”, la cual supuso un rediseño considerable a toda su gama de comics. Nuevos equipos creativos, nuevas historias, nuevos personajes y nuevos títulos en el mercado. Los héroes clásicos eran energizados cosméticamente y se les distribuyó en nuevos equipos, siendo UNCANNY AVENGERS por Rick Remender y John Cassaday el comic que enarboló a esta nueva época.

Impulsar a los Hombres X era una prioridad máxima, así que Marvel buscó consolidar esta sinergia con los Vengadores lo mejor posible. Bendis, el arquitecto del éxito para la compañía, emprendería una labor de rescate con series como ALL-NEW X-MEN (junto a Stuart Immonen), y UNCANNY X-MEN (con Chris Bachalo).

Sin embargo, el autor aún tenía una cuenta pendiente con los Avengers. Entre 2010 y 2012 dejó en el tintero una seguidilla de ideas a las cuales había que darles un cerrojazo, pero el golpe mediático y comercial de “The New 52” hizo que la editorial reenfocara sus esfuerzos para salir a flote. Por primera vez en mucho tiempo, el Top Ten de ventas anual dentro de la industria del comic tuvo a más títulos de DC que de Marvel, por lo que cualquier plan que Bendis tuviese entre manos tendría que esperar forzosamente.

Pero una vez que las cosas volvieron a su cauce (tras A vs. X y Marvel NOW!), fue momento de planear el adiós a una franquicia a la que este autor levantó de las cenizas desde el año 2004; tocó el turno de coordinar agendas con la publicadora para tal efecto. A partir de 2013, Marvel comenzó a programar la salida de al menos 2 crossovers al año (!), con el fin de tener la presencia constante de un bestseller en los stands y en el transcurso de sus ciclos financieros. Este fenómeno magnificó un detalle que al día de hoy es insignia de sus prácticas editoriales: lo que estabas leyendo era solo un preámbulo hacia lo nuevo, a lo que sigue. Se mantuvo prisionero y en vilo a los fans aún y cuando ya eran parte de un mercado por demás cautivo.

Cartón humorístico de “Illuminating Comics”, que ejemplifica de manera chusca la rendición de un talento como el de Bendis ante la maquinaria del entretenimiento de Marvel-Disney.

Y es en dicho tenor que Age of Ultron apareció para copar a los anaqueles entre marzo y junio de 2013, siendo un Evento veraniego que combinó a elementos propios de la ciencia ficción y la distopia, y con el objetivo de trasladar a estos cabos sueltos en Avengers hacia rumbos fuera de lo habitual.

Age of Ultron fue agridulce porque se le recuerda más por sus errores que por sus méritos; de como un prestigiado autor desaprovechó su potencial, a sus personajes y a las atrevidas ideas que le dieron forma. Un comic en clara bancarrota creativa, poco propositivo y que cayó en las trampas, moldes y vicios propios del género de superhéroes, en lugar de avanzar más allá y pasar por encima de ellos.

Pero también pasó sin sobresaltos porque jugó a la segura, porque su decepcionante conclusión le ofreció a su editorial la opción de salirse por la puerta de atrás y desestimarlo a las primeras de cambio. Promoviendo solamente proyectos futuros y de corto plazo en lugar de empujar por un status quo que fuese más impredecible, peligroso y permanente, esta obra sufrió claramente el desinterés inmediato tanto de los lectores como de los profesionales del medio.

Siendo una controvertida morality play de naturaleza fragmentada e incompleta, esta miniserie de 10 tomos representó un approach bastante arriesgado que polarizó reacciones entre el mainstream, dejando un sinsabor bastante notable y que hasta el día de hoy sigue siendo quizás el punto más bajo para un cúmulo de historias que marcaron una época sin igual en el mundo de los comics.

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IT HATES HUMANITY… AND IT HAS RETURNED…

Una obra tan divisiva como Age of Ultron causa malestar tanto por lo que fue y por lo que pudo ser. El texto despierta la imaginación del lector constantemente, intentando hallar la manera de volverlo más cohesivo, más dramático y más importante. Esta obra a mi parecer no alcanza ninguno de estos objetivos, aún y cuando su primera mitad y parte de su conclusión esconde cual diamante en bruto su valor. Para mí fue una oportunidad perdida para Brian Michael Bendis de cerrar su magnífico body-of-work para esta franquicia con un relato más memorable y menos controversial. Al día de hoy este crossover ha perdido completamente su influencia (si es que la tuvo) y solo lo rodea la infamia. Ni el hecho de que la secuela de Avengers lleve su nombre la exime de todos sus yerros.

Arte de Avengers #6, por John Romita, Jr.

Age of Ultron (o “AOU” en términos de marketing) es producto de varios story threads que el autor dejó en el camino durante su periplo en los comics de Avengers y New Avengers entre 2010 a 2012, pero fue su pericia para hacer de su trabajo un producto reader-friendly que no fue necesario referenciar inmediatamente a ninguno de ellos.

“With Age of Ultron, there’s a big, grand disaster story being told. That’s going to be the fun of it. Overall though, there’s certainly a theme of technology, responsibility and legacy. Any level of Marvel character can bring something into this that could be the greatest thing ever or the worst thing ever.”
— Bendis.

El antecedente inmediato se da en Avengers #12.1, una edición especial publicada en 2010 y con arte de Bryan Hitch, la cual advierte a los protagonistas el próximo retorno de Ultron, una inteligencia artificial enemiga de la humanidad y villano clásico dentro de este título. Cuando Tony Stark, el héroe de nombre Iron Man, sentencia que su regreso traerá el “apocalipsis humano”, el comic concluye con una frase críptica pero trepidante, “continuará en La Era de Ultron”.

Arte de Avengers #12.1, por Bryan Hitch

Para ese entonces Bendis ya había usado a este androide brevemente. Fue en Avengers #5 y 6 (2010) cuando estos personajes son alertados de su posible triunfo contra la raza humana en un futuro alternativo. Bajo la enigmática frase de “ULTRON WAR”, el autor telegrafía a su audiencia que un plan maestro se estaba fraguando. De igual forma, títulos como Moon Knight (2011-2012) pusieron a su narrativa en curso de colisión con este súper villano, al hacer que el epónimo héroe entablara un juego de poder con otras fuerzas del mal por la posesión parcial de un aspecto de este androide y sus habilidades. La frase “Moon Knight regresará en… La Era de Ultron” significó una cuenta regresiva de amplio interés para la audiencia.

Un atrayente teaser en lenguaje binario (“Age Of Ultron” en unos y ceros) y publicado el 16 de noviembre de 2012 (recuadro) dio inició a la campaña publicitaria para este Evento.

Y déjenme decirles que AOU no decepciona en absoluto con todas estas advertencias. La victoria de Ultron es tanto sutil como contundente: el tomo #1, con su distintiva portada cromada, nos pone en primera fila de un holocausto desolador, e ilustrado con gran efecto por Bryan Hitch, Paul Neary y Paul Mounts, el equipo artístico detrás de éxitos de acción widescreen como The Authority y The Ultimates. Cuando estos artistas se unen el resultado lleva un sello de garantía monumental, siendo su estilo insignia un amplio detalle y un espectro cromático variado en sus laberínticos backgrounds, tecnología cutting edge y fotorrealismo.

Los Avengers sobrevivientes están en el ground zero de una catástrofe, y su desesperación y reclamo iracundo ante su mala suerte es evidente con el paso de las páginas. Siendo un escenario que invita a la ultraviolencia y a las medidas desesperadas, Marvel no guarda recato alguno y le permite a su equipo creativo imponer una tónica visual agresiva, in-your-face y sin tapujos. Sin embargo, la falta de espacio para escudriñar a cada rincón del planeta a manos de este robot es uno de los deslices más evidentes en la lectura de estos comics. Solo se intuye esta hecatombe mas no se analiza por completo, concentrándose solamente en un puñado de superhéroes y sin estimar o prestarle atención al drama potencial que representa la aniquilación humana, siendo esta tibieza para documentar el sufrimiento de la gente una de las trampas de este género que tanto nos encanta leer, pero que no nos atrevemos a cuestionar. Causa rareza que una catástrofe de tal magnitud solo se exponga en Nueva York, San Francisco, Chicago y Austin, Texas, teniendo a un grupo de ilustradores cuyo mayor asset es presentar a la destrucción masiva al más puro estilo de un Michael Bay en el cine.

Un punto interesante que no se alcanza a analizar es que, a pesar de que Ultron odia a los humanos, no puede deshacerse de ellos por completo. La imposición de su poder requiere de una audiencia, y eso termina siendo un punto débil el cual los Vengadores explotan de forma inteligente. Adentrándose en su guarida, se dan cuenta de que este villano los está atacando desde el futuro distante, tomando prestado al cuerpo cibernético del héroe Vision para llevar a cabo su plan. Todos los set pieces de acción hasta ese momento no tuvieron parangón, y demostraron que Hitch sigue siendo un maestro narrador dentro del arte secuencial.

Escapando al paraíso prehistórico de la Tierra Salvaje, los Avengers se infiltran en una base secreta y propiedad del agente secreto Nick Fury, quien los recibe con reservas. El grado de desconfianza, decepción y rabia alcanza un punto álgido, y en dicho sentido Bendis se voló la barda con un flashback muy efectivo en donde Iron Man rememora con cierto recelo el momento en el que Vision fue reparado tras los eventos de un crossover de igual magnitud y estruendo como lo fue Avengers Disassembled (2004). Este segmento logra un grado de manipulación de la audiencia buenísimo, contrastando a los instantes felices del pasado con la paranoia del presente, siendo un sello característico del autor durante su tenor en esta franquicia.

Aún y cuando se logran secuencias de caracterización y acción interesantes, la elección del reparto para mí fue cuestionable. La mayoría de estos Vengadores sitiados por Ultron fueron meros stand-ins y sin un valor dentro de la trama. Personajes secundarios tales como Taskmaster, Valkyrie y Monica Rambeau no aportaron absolutamente nada; Red Hulk y She-Hulk llenaron un espacio reservado para alguien más, dado que Bendis no pudo contar con el también llamado “Gigante Esmeralda”—Hulk siempre estuvo fuera de sus manos durante todos los años que escribió para Avengers. Personajes como Moon Knight a mi parecer fueron completamente desaprovechados, y sobre todo por el hecho de que durante todo un año y en su comic mensual (también escrito por Bendis, que no se nos olvide), este héroe pasó por un viacrucis físico y psicológico terrible a causa de este androide. Por ejemplo, tanto en Moon Knight como en AOU se presenta una escena similar, pero con diferente impacto sobre el lector, a manera de una pesadilla que perturba el descanso de este bienhechor:

La cicatriz psicológica a flor de piel en Moon Knight (recuadro, arriba) vs. un momento cómico para aligerar la tensión en Age of Ultron (abajo). U Decide.

La falta de momentos de gloria para los protagonistas les quitó a los lectores de AOU recompensas valiosas o catarsis necesarias para disfrutar más este relato. Alguien como Luke Cage, siendo miembro permanente de este equipo durante toda la Era Bendis, sufre una muerte poco ceremoniosa y fuera de pánel. Esta sensación de estar leyendo algo que podría ser mejor no nos abandonaría durante la totalidad de esta obra.

Podemos decir que AOU #1-5 guardó un cierto nivel de calidad dada la gracia salvadora de tener al trío Hitch/Neary/Mounts, pero el guión quedó en deuda con nosotros. Fue en la recta final del quinto capítulo en donde la trama tomó un giro de tuerca sumamente inesperado y que para su mala fortuna (y a título personal) la descarrila por completo.

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GOING BACK TO THE GARDEN OF EDEN

AOU #5 pone a la narrativa en un callejón sin salida, al ponderar la opción de viajar en el tiempo para detener a esta tragedia antes de que suceda, sin detenernos a pensar en las consecuencias que esto significa. En principio de cuentas no tenemos una varita mágica para cambiar la dirección que tomó este relato, y si el autor estuvo convencido en todo momento de que este era el rumbo adecuado, había que respetarlo.

Es Brian fucking Bendis, right? RIGHT?

Lo importante era juzgar al trabajo final, y no preguntarnos el cómo pudo haberse resuelto de la mejor forma, ¿verdad? Pero es que hay tantos detalles al aire que dan ganas de viajar literalmente en el tiempo y detener al autor antes de que termine el script del tomo #5.

Aparte de la escena en Austin, TX que se siente completamente fuera de tono y de secuencia (moverla a un tomo anterior no le hubiese hecho daño a mi parecer), fue el haberse olvidado completamente de un McGuffin esencial en las historias que fueron preámbulo a AOU lo que no tiene perdón: fue en Avengers #6 cuando Iron Man se hace poseedor de una bomba de aniquilación proveniente del futuro, siendo esta un último recurso en el combate contra Ultron (recuadro, abajo). Para un autor como Bendis, tan meticuloso en el diálogo como en la estructura narrativa, dejar en el camino un elemento tan notorio me pareció lamentable:

Otro punto crucial, aunque fuera de su control cabe decirlo, fue el haber prescindido de Bryan Hitch para narrar a la segunda mitad de la historia. La intención del autor fue contar el resto de AOU a lo largo de dos bifurcaciones en el tiempo y con dos artistas distintos, una vez que los Vengadores decidieron “amputar” a esta distopia a como diera lugar: con Brandon Peterson nos situó en el futuro, mientras que Carlos Pacheco se hizo cargo de las secuencias en el pasado, una vez que Wolverine se separa del grupo para hacer lo impensable… matar al creador de Ultron, el Avenger de nombre Hank Pym.

Si Bryan Hitch se hubiese quedado hasta el final, estoy completamente convencido de que mi insatisfacción con este crossover se hubiese mitigado a raudales. Al menos hubiese tenido en mis manos a 10 comics a los que pudiera hojear varias veces y sin preocuparme de los malabares de un plot completamente fuera de sus cabales. La salida de este artista me extrañó muchísimo, sobre todo cuando AOU se había retrasado MÁS DE UN AÑO ENTERO, dándole el tiempo suficiente para completar a esta obra sin sobresaltos.

En una entrevista muy reveladora con Comic Book Resources (CBR) en diciembre de 2012, este destacado ilustrador británico nos compartió lo que sucedió en realidad (el énfasis es mío y editado con fines de claridad):

[…] pasó más de un año desde que vi algunas de estas páginas y en algunos casos un año y medio, por lo que fue agradable verlas de nuevo con ojos frescos. Sorprendentemente, ¡no apestan!

Sí, sé que existe la suposición de que si un comic en el que trabajo se retrasa por algún motivo, la culpa es mía. En esta ocasión se retrasó varias veces. En primer lugar, debido al aumento en el alcance y duración del proyecto (originalmente fue un one-shot que se convirtió en el tomo #12.1 y se expandió constantemente); luego se decidió mantenerlo así para que pudiéramos publicarlo semanalmente. Su salida original (estaba programada) en marzo de 2012 […] Luego, se les ocurrió “Avengers vs. X-Men” y todas sus cosas relacionadas. Después, Marvel NOW! Un año después, finalmente estaba viendo la luz. En lo que respecta a mi contribución, la terminé en 2011.

Ultimate Captain America, por Bryan Hitch. Fuente: CBR

Mi contrato con Marvel expiraba a finales de 2011. Mientras dibujaba a “Ultron” estuve también escribiendo y dibujando una serie de seis capítulos de nombre “Ultimate Captain America”. Dibujé el primer tomo mientras esperaba a más páginas de “Ultron”, el cual seguía expandiéndose, y sin saber cuál era su alcance real, ya que nunca estuve involucrado en alguna planificación. (La editorial y yo) sabíamos que tenía el tiempo suficiente para unos cinco tomos completos antes de que expirara mi acuerdo, (y me sentía capaz de) extenderme un breve tiempo más para completar la serie si eran seis o siete tomos, como aparentaban las cosas en aquel momento. Se me indicó cortésmente que no sería necesario quedarme y me dieron las gracias por mi trabajo, por lo que me enfoqué solamente a mis obras de autor como lo tenía planeado […] De hecho, solo descubrí que se había extendido la serie a diez capítulos cuando vi la publicidad recientemente.

Aún y cuando Marvel me pidió hacer ese comic de Captain America, constantemente y para mi decepción se le dejaba de lado. Desde que “Ultimates” terminó (en 2007), había estado cada vez menos involucrado en un proceso colaborativo con Marvel. Ahora solo tenían comités, grupos de expertos, arquitectos o como se llamen. Parecía un grupo muy cerrado y muy distinto como cuando estaba haciendo “Ultimates”. Sentí que querían a un ilustrador en lugar de un creador, y eso fue muy frustrante para mí. Había presentado varias propuestas para varias series, sin llegar a ningún lado; ni siquiera me sentí involucrado en la historia en la que estaba trabajando. Realmente pensé que no estaba contribuyendo de la manera en que quería.

Ultimate Captain America, por Bryan Hitch. Fuente: CBR

Obviamente, el trabajo que realicé durante más de diez años con ellos fue un verdadero punto culminante en mi carrera, y si miro a las películas de Marvel fue claramente influyente. Pero creo que también hubo un momento en el que sientes que no conoces a nadie en la fiesta, o nadie se ríe de tus chistes, y era hora de llamar a un taxi. Posiblemente, si hubiese sabido que la serie de “Ultron” era más larga que los cinco números que había pensado originalmente, y si no me hubieran quitado el libro de Cap, tal vez nunca hubiera considerado irme de ahí […] No quiero que esto suene a reclamo. No hay arrepentimientos ni amarguras, ni mucho menos. Siempre hay cosas que uno podría haber hecho diferente o mejor; pasé un tiempo increíble y (tuve acceso a) los juguetes de la compañía, y eso hizo que mi carrera fuera lo mejor posible. Ahora, viendo a futuro, siento que tengo oportunidades increíbles que de otro modo no hubiese tenido.

No hubo realmente una colaboración muy estrecha entre Bendis y yo; no en la forma en la que había estado con Warren (Ellis) en “Authority” y especialmente con Mark (Millar) en “Ultimates”. Realmente no tuve ninguna participación en la creación de la historia o en el desarrollo del concepto. Como lo he dicho, en realidad no tenía idea de cuánto tiempo duraría la serie y es posible que nadie más lo supiera, ya que no pude obtener ninguna información al respecto. Esencialmente, solo era el ilustrador de la serie. En títulos como “Authority”, “America’s Got Powers” y especialmente en “Ultimates”, fui mucho más allá de eso y todas fueron co-creaciones y colaboraciones genuinas […] siento que pude haberlo hecho mejor si hubiese tenido más información, en lugar de caminar a tientas en la oscuridad.

Ultimate Captain America, por Bryan Hitch. Fuente: CBR

Estilísticamente, si comparamos los guiones de (Millar) en “Ultimates” con los de Bendis en “Ultron”, ambos tienen inclinaciones muy diferentes. A Millar le gusta, cuando sea posible, mostrar en lugar de contar, mientras que en “Ultron” Bendis estuvo eligiendo una narrativa más estructurada en el diálogo, al menos sobre los tomos que dibujé. Esto puede ser un poco más complicado para un artista. Si tienes a doce personajes que hablan en un mismo lugar durante 30 o 40 páginas, obviamente, ningún escritor considerará la ubicación física de cada uno de ellos en la manera en la que escribe el diálogo. Entonces, el averiguar en dónde colocar a todos para que puedan hablar y en el orden correcto fue lo suficientemente complicado para una escena de cuatro o cinco páginas. Pero algo de esta longitud, “una obra de un acto” como lo llamó (Tom) Brevoort (el editor), extendernos a 30-40 páginas sobre varios tomos fue muy difícil.

Desde el primer momento me animaron a maltratar, desgarrar y alterar a los disfraces (de los personajes), pero nunca estuve seguro si se trataba de una realidad alternativa, una línea de tiempo o una dimensión completamente diferente. Cuando Hawkeye apareció (en AOU #1), simplemente hice una ligera variación a su aspecto en “Ultimates”, ya que ese extraño color púrpura (en su traje) parecía que no encajaría con el tono. Entonces, Marvel internamente decidió tomarlo como su nuevo aspecto visual, probablemente debido a la película, supongo, así que fue divertido. […] Los Vengadores lucían como si (algo) hubiese pasado (y) con los rostros desencajados. Hubo una breve escena con Spider-Man en el segundo capítulo que ME ENCANTÓ. De lo único que me arrepiento en mi estancia con Marvel es que no pude hacer nada con Spidey. Se discutió varias veces, e incluso Joe Quesada rechazó una serie de Spider-Man conmigo y Joss Whedon. Lo sé; curioso, ¿no?

Ultimate Captain America, por Bryan Hitch. Fuente: CBR

Imaginen nuestra sorpresa cuando teníamos en nuestras manos a un trabajo bastante impactante a nivel visual y que no pudiese continuar a pesar de tener el tiempo de sobra. Soy de los que se inclina por tener una consistencia en los comics de mi predilección. No hay cosa que me encabrone más que el tener a artistas de relleno una y otra vez, y que ninguno de ellos haga el intento por mantener una estabilidad con el tono y estilo en el que se está desenvolviendo la historia. Me hace salirme de la historia, ignorar a los dibujos y concentrarme en el diálogo. Y eso para mí invalida el sentido de un comic completamente. Tanto Peterson como Pacheco estaban en un punto de sus carreras donde su estilo estaba en un proceso de transición, y muy distinto a sus épocas de gran éxito con Marvel Comics a finales de la década de los noventas. Si hacemos un balance, Hitch era la opción más preferible para terminar este relato. Si somos estrictos, en AOU #6-10 no existe ninguna variación a nivel visual que justifique el cambio de dibujante: tanto Pacheco como Peterson presentaron contenidos similares a lo hecho por Hitch, incluyendo escenarios repletos de tecnología futurista, así como también rascacielos y parajes citadinos devastados por el fuego post-apocalíptico.

El pasado, el presente y el futuro mostrado en Age of Ultron no tenían diferencia alguna.

Además, hubo un detalle a favor de Hitch. El tomo #10 y que concluye a esta historia tomó prestado alrededor de un tercio de Avengers #12.1 y lo mostró bajo un punto de vista distinto, aunque respetando a su flujo narrativo original. Quien mejor que él para supervisar que este crossover llegase a puerto seguro, luzca perfecto y mantenga una sola voz autoral, ¿no es así?

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A FANTASIA OF INSANITY

De la misma manera que en Avengers vs. X-Men, el crítico de comics Chad Nevett (uno de mis ídolos personales), escribió un libro para Age of Ultron, en donde manifestó un amplísimo punto de vista acerca de las fuerzas y debilidades de este crossover, y el lugar que ocupó dentro de la gran obra de Brian Michael Bendis en Marvel. En términos generales, no fui partidario de sus conclusiones (su evaluación de este comic fue más positiva que la mía), pero también concedió la razón en muchos de los puntos que estuvieron en contra de esta publicación. Su elocuencia, como siempre, fue lapidaria.

Una vez entrados en la segunda mitad de AOU, Nevett dejó claro lo obvio, a medida que este relato se fue alejando poco a poco de su setting inicial y que mostró el triunfo de esta inteligencia artificial sobre la raza humana:

“The most interesting parts of Age of Ultron has little to do with Ultron. He’s a plot point. A means to an end.”

Era obvio que Bendis utilizó a esta saga como un recurso para darle forma y fondo a las siguientes dos ideas: a) el Tiempo está “roto” y, b) los umbrales de la magia se desbocan sobre el “Universo Marvel”.

Fue en Avengers #1-6 y en New Avengers #1-6, ambas publicadas simultáneamente en 2010, en donde estos conceptos aparecieron sutilmente, pero si los analizamos detenidamente se volvieron el prime mover sobre los cuales el autor dictó el camino para dos historias muy ad hoc con el género de superhéroes.

Las distorsiones en el tiempo en “Avengers”. Arte por John Romita, Jr.

Mientras que en Avengers una y otra vez a la barrera del espacio-tiempo se le ejerció un estrés cada vez más fuerte y desmedido, en New Avengers se nos advierte que poco a poco la frontera que divide a lo sobrenatural de lo terrenal estaba cediendo y hasta un punto de no retorno.

La Magia se dispone a engullir a la Realidad en “New Avengers”. Arte por Stuart Immonen.

La hoja de ruta que planteó Bendis alcanzó un crescendo gracias a Age of Ultron. El destino post-apocalíptico para la humanidad adquirió otra dimensión al convertirse en un conflicto entre la Ciencia y la Magia en los tomos #6 al 9, esto debido al viaje de Wolverine al pasado para asesinar a Hank Pym y terminar con la amenaza de Ultron. De la misma manera que en Avengers vs. X-Men, somos testigos de un notable character assassination, en donde se condona a los héroes de la Marvel para cometer actos atroces en detrimento de su moral y convicciones. Así, vemos a un personaje como Susan Richards, la Mujer Invisible y miembro fundador del súper equipo de Los Cuatro Fantásticos, y creada por Stan Lee y Jack Kirby, doblegar a sus valores para permitir que Wolverine cumpla con su obsesión homicida.

(Oigan, sabían que Iron Man tiene una Bomba capaz de destruir a Ultron, ¿verdad? ¿VERDAD?)

Pero como en cualquier otra aventura de viajes en el tiempo, alterar lo que pasó solo trae consigo algo peor. De esta manera, Ultron es puesto fuera de la jugada para dar paso a estas ideas que Bendis dejó pendientes, y que tomaron la forma de una guerra sin cuartel entre la Ciencia Futurista y la Magia Negra, en la persona de un desquiciado y autoritario Iron Man contra la maléfica hechicera Morgana LeFey, un personaje al que el autor uso previamente en títulos como Mighty Avengers y Dark Avengers.

La justificación a la que llega Bendis para conjurar a este belicoso futuro se sostiene con alfileres: tras la salida de AOU #6, Bendis publicó en su cuenta de Tumblr—una red social cuyo uso general es el compartir contenido multimedia—una lista de 23 sucesos que pudiesen verse alterados tras la muerte de Hank Pym. Parte continuity porn, parte ficción especulativa (o fan fiction), el escritor infiere que la ausencia de Pym no solo deshace la creación de Ultron, sino que poco a poco se le estaría dando un giro más macabro al rumbo de la Tecnología (en la persona del androide Vision) y de la Magia (bajo el aspecto del personaje místico Scarlet Witch). Si interpretamos a esta lista bajo nuestro conocimiento de los comics y la historia editorial de los Avengers, asumimos que Bendis concluye que la ausencia de Vision—al ser un sub-producto del intelecto de Ultron y compañero sentimental de Scarlet Witch—es el evento que detona esta hecatombe.

Para quienes seguimos a la Era Bendis desde un inicio con el crossover de Avengers Disassembled, todo aquello que impidió el colapso nervioso de esta mujer dejó de existir tras la muerte de Pym. Como consecuencia mayor, se ha acelerado el advenimiento de la Magia sobre la Realidad. También, la ausencia de Hank ha provocado que los Vengadores se hayan disuelto, y también los adelantos científicos han desembocado en una tecnocracia controlada por un Iron Man ausente de todo péndulo moral.

DEATHPYM.pdf (pdf, 129 KB)

Obviamente, todo esto son conjeturas. El hecho de que la lista se haya elaborado desde un solo punto de vista (la muerte de Hank Pym), la vuelve demasiado conveniente a lo que quiere realizar Bendis en AOU #6-9. En mi opinión, si el autor hubiese sido más enfático y menos esotérico para darle un cauce correcto y justificado SOBRE LA PÁGINA IMPRESA, lo hubiese aceptado gustoso. Pero en su defecto nos tuvimos que conformar con OTRO mundo en ruinas y bajo los designios de OTROS villanos diferentes a Ultron.

A partir de aquí y lo que viniese después me tenía completamente sin cuidado.

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WHAT HAPPENS WHEN TIME IS DEAD?

Lo que sucede en AOU #6-9 simplemente está ausente de todo sentido de novedad y emoción. No hay nada que no se haya visto antes, y existen mejores exponentes de futuros alternativos a la deriva en la extensa librería de Marvel Comics.

Alguna vez el experimentado guionista de comics Fabián Nicieza dijo que WHAT IF? = WHATEVER, y estoy más que de acuerdo con él. Estos tres tomos se convierten en una serie de checkboxes a marcar, además de estar repletos de clichés y personajes en versiones diferentes a lo acostumbrado, pero sabemos que solo son momentáneos y prescindibles. No cabe duda que Bendis quiso escribir una obra que se acercara más a lo clásico dentro de lo que ha publicado Marvel, y si analizamos a su output entre 2010 a 2013 vemos que su trabajo se acercó peligrosamente a una zona de confort libre de todo riesgo, y que para su mala fortuna se magnifican con obras como Age of Ultron, que carecen de un punto de vista distinto a las fórmulas.

Carente de drama, conflicto y consecuencias de peso para la audiencia, este travelogue por una zona de guerra entre lo digital y lo mágico termina de manera abrupta tras una serie de combates y explosiones que solo sirven para extender el page count de manera descarada. Ni siquiera el autor nos deja ver como Wolverine y Susan Richards se desplazan por el tiempo, solo los mueve de una época a otra sin mayor reparo. La aparición de un segundo Wolverine, que viaja momentos antes de que su contraparte mate a Pym, no ayuda en nada para la creación de algún estímulo o emoción alguno.

De esta manera, llegamos a un soporífero tomo #9 que se convirtió en un infodump que despierta curiosidad y apatía por igual. Se le muestran todas las cartas a Hank Pym, que son el crear a Ultron o desistir. La idea de plantar a un virus en su código fuente se volvió la alternativa más pacífica, factible y por demás conveniente.

La conclusión de la historia no solamente puso las cosas de cabeza, sino que se volvió más irritante con la presencia de una docena de artistas, quienes hicieron más notorio este descontento por estar siendo testigo de un tren descarrilado: al arte reciclado de Bryan Hitch, Neary y Mounts lo acompañaron Alex Maleev, Butch Guice, Brandon Peterson, Carlos Pacheco, David Marquez, Joe Quesada, Roger Bonet, Tom Palmer y Richard Isanove (!).

Cumpliendo su cometido, Hank Pym instala un virus en Ultron, y le deja instrucciones precisas a su contraparte en el presente para que lo active cuando sea necesario. Los eventos narrados en Avengers #12.1 son revisitados y expandidos, con arte adicional provisto por Butch Guice, el cual a mi parecer simuló con gran efecto y elegancia el estilo de Bryan Hitch. Es así como un Troyano (y no una Bomba futurista, ¿recuerdan?) lo que da cuenta de este robot asesino. Para Chad Nevett, la ironía de todo esto no pasaría desapercibida:

“Forgive me if I find a large amount of joy in the idea of an Event comic (aka a Comic That Matters) ending by never actually happening (aka a Comic That Doesn’t Matter At All). Fuck you, comic fans. You deserve it, by the way.”

El mundo volvió a la normalidad, pero para Bendis esto fue solo el principio. Había que llegar a la conclusión definitiva de esta idea que fue el abuso constante de las fuerzas fundamentales del universo. Acto seguido, el mundo se colapsa una y otra vez, y en 6 viñetas selectas, los héroes de la Marvel se dan cuenta de que Wolverine ha “matado” al Tiempo.

Bendis llevó al extremo a este concepto de que Wolverine es “el mejor en lo que hace, pero lo que hace no es bueno”. A una máquina de matar solo le faltaba erradicar a lo abstracto, a lo inconmensurable:

“Now the entire Marvel universe seems a lot more dangerous. […] Even the simplest time travel story or displacement, it’s not just what it seems at face value. There’s going to be a cost. There’s going to be a price to pay. And that’s very exciting. I think it takes a lot of our books into new territory. There was a real sense that surprising characters can pop out of any corner.”

El tiempo ha muerto, y por consiguiente se abrió una Caja de Pandora. ¿Con qué motivo? Nunca lo tuvimos claro, pero se puede inferir que Bendis se traía algo entre manos, ya que a partir de 2013 en adelante intentaría darle sentido a lo que tenía en su cabeza en series tales como All-New X-Men, Guardians of the Galaxy, Ultimate Spider-Man y Iron Man, aunque a título personal no vimos que realmente hubiese explotado por completo a esta noción de que el espacio-tiempo estaba agrietado. Había “carta blanca” para incorporar a personajes y mundos alternativos a diestra y siniestra, pero en términos generales no fue un camino explorado a consciencia por nadie en la editorial.

Lo único “nuevo” que vimos en el mercado posterior a la publicación de Age of Ultron fueron tres arcos argumentales que salieron de sus páginas finales. El primero de ellos fue la aparición del ente cósmico Galactus, el Devorador de Mundos, en el universo alternativo de nombre “Ultimate Marvel”, y que dio pie a dos miniseries back-to-back: “Cataclysm: The Hunger” y “Cataclysm: The Ultimates Last Stand”, siendo ambos títulos un intento honesto de la editorial por energizar a su imprint de Ultimate Marvel, y el cual había venido a menos en sus últimos años. A decir de Bendis, esto fue una idea original del escritor Matt Fraction, una vez que AOU abrió la puerta para introducir ideas contracorriente y alocadas en sus últimas páginas.

El segundo proyecto en puerta fue una serie mensual de nombre “Avengers: A.I.”, protagonizada por el propio Hank Pym, quien tras darse cuenta de lo peligroso que fue Ultron, decide crear a un nuevo equipo de superhéroes que limitara el abuso de la tecnología. Escrita por Sam Humphries y con arte de André Lima Araujo, este comic batalló para encontrar a una audiencia, siendo cancelado en el lapso de un año.

La tercera y última saga salida de AOU fue una sorpresa que fue tanto controversial, interesante y desdeñable a la vez: la ruptura en el tiempo trajo al Universo Marvel a nada menos que ANGELA, un personaje creado por Neil Gaiman para el comic de “Spawn”, y publicado por Image Comics. Apareciendo por vez primera en Spawn #9 (marzo de 1993), su propiedad intelectual fue reclamada en un inicio por el creador del comic, Todd McFarlane. Gaiman peleó por los derechos de autor tanto de Angela como de otras creaciones, en una extensa batalla legal que duró poco más de una década. Cuando Marvel y Disney compraron los derechos de uso de “Marvelman/Miracleman” a McFarlane y a Gaiman—ambos poseedores de un porcentaje—deciden comprar también a Angela, haciendo de Age of Ultron #10 y con fecha de salida en junio de 2013 su primera aparición en Marvel.

En un hecho curioso y para mantener el secreto, AOU #10 fue publicado en una bolsa sellada en color negro con el fin de evitar el spoiler, así como también el arte donde debuta Angela corrió a cargo del propio Editor en Jefe, Joe Quesada. Irónicamente, fue un comunicado de prensa DOS MESES ANTES el que revelaría esta sorpresa al público, en un artículo para The New York Times el 21 de marzo de 2013. ¿Por qué razón, se preguntarán? Pues bien, resulta que 3 días antes Rich Johnston, el maestro del gossip comiquero, ya tenía en sus manos esta noticia, pero en un artículo firmado por él en su página de Internet “Bleeding Cool” confesó que Marvel le pidió amablemente no revelar nada y esperar al press release:

“Everyone seems to think I love to spoil stories but it’s just not true, when I discovered one aspect to the ending of Age Of Ultron after the Marvel Summit, they asked me not to run it, so I didn’t (even though it screams at me from this month’s solicitations—could only eight people really know this one?). Later, however, I was told a different aspect to the ending, which caused Marvel to properly panic when I shared with (them) that I knew it—or at least a part of it—and I was told there were all sorts of legal implications if this story got spoiled by me.”

Pero el New York Times fue muy diligente y le hizo notar a su público lector que efectivamente Johnston había lanzado un spoiler de manera muy subliminal:

“With anything that is this big, I’m glad we kept it in house as long as we did,” Mr. Quesada said. Marvel had reason to fear a leak. On bleedingcool.com, a Web site devoted to comic book news and gossip, Rich Johnston, who operates the site, cleverly teased the reveal in a six-sentence post on Monday. If you write down the first letter of each sentence, you’ll get A-N-G-E-L-A.

LOL. Aún tengo ese polybag (recuadro, abajo), aunque no entendí el punto de publicarlo así a sabiendas de que el spoiler ya se conocía de antemano. Angela volvería a aparecer en las páginas de “Guardians of the Galaxy”, en una historia corta y co-escrita por Bendis y Gaiman. Posteriormente, sería Jason Aaron en el comic de “Thor” donde expande los nuevos orígenes del personaje, siendo ligada en definitiva a la mitología nórdica relacionada con esta franquicia de superhéroes. Personalmente, el mejor comic con Angela fue una historia corta de nombre “Witch Hunter Angela” y escrita por Kieron Gillen en 2015, en donde sacó al personaje de su nueva zona de confort para explorar a mundos y situaciones más cercanas a la literatura clásica de un Shakespeare, Chaucer o Cervantes, siendo una finísima comedia de enredos, duelos de espadas y romance.

Para mala fortuna de Bendis, este cúmulo de historias formó parte de un período bastante breve y que fue deshecho a las primeras de cambio. Un comic de posterior publicación como lo fue “Secret Wars” en 2015—en donde el universo de ficción de Marvel sufrió un necesario “reset cósmico”—nulificó y dejó inertes a todas estas ideas frescas. En su libro, Chad Nevett intentó encontrar las palabras que le diesen un sentido a esta malograda intención del autor:

“It’s a flaw in Age of Ultron #10 that’s easy to understand and one that’s followed Bendis throughout his time at Marvel: the inability to end a story in a way that isn’t simply an ad for what comes next. It’s a source of frustration, but also a strength that helps explain in some small way Bendis’s success. He makes you want to get what’s next by giving you a taste at the end of the story. He never forgets that there is no end. There’s always next month and something new to get excited about. Mostly because he’s excited about what’s coming. There’s an urgency there; an inability to stop, because he wants to get to the next thing already. It’s frustrating and endearing.”

Angela fue consignada al limbo y a la espera de algún otro escritor entusiasta. Avengers: A.I fue un “líder de pérdida” a lo largo de sus 12 meses de vida. El universo de Ultimate Marvel vivió una vida artificial que solo duró un par de años, siendo removido completamente tras Secret Wars. Bendis solo estuvo un lapso de tres años con X-Men (siendo más controvertido que interesante), y sus historias con Iron Man y Guardians of the Galaxy fueron en mayor o menor medida autocontenidas, y ninguna de ellas logró inspirar a la editorial a lanzarse a la aventura con otro crossover de su autoría. Con un plan como Marvel NOW! ya establecido, poco importó el status quo que dejase en pie Age of Ultron. En dicho tenor, Nevett llegó a un razonamiento muy interesante:

“I mentioned a few things that made this comic a somewhat unsatisfying ending, and the introduction of this ‘Broken Time’ problem is another. It’s only the first part of the complete story and one that’s not touched on extensively. It’s “Avengers Disassembled” waiting for its House of M. And, depending on your perspective, that’s either a good thing or a bad thing.”

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CONCLUSIONES

Esta extensa retrospectiva me permitió echar un vistazo atrás y darle su gran valor y espacio a ese período grandioso que Marvel Comics atravesó en compañía de Brian Michael Bendis, un escritor que fue ante todo un visionario y el representante definitivo de este “estilo Marvel” tan atrevido que supuso un antes y un después para la compañía, y que precedió al parteaguas que fue la compra de esta editorial por Disney en el año 2009.

Los Avengers bajo su pluma experimentaron una evolución narrativa que fue acorde a las tendencias y ciclos que vivió la industria del comic durante los años 2000 al 2013, en donde historias de matices urbanos, crimen e intriga conspiratoria y con gran énfasis en conversaciones, intercambios y diálogos tanto casuales como espontáneos y de notable cadencia, fueron preparando el terreno para una transición que fue recuperando eventualmente a las tradiciones de la vieja escuela del comic de superhéroes, trayendo de vuelta a las fórmulas conocidas y a elementos comunes para audiencias de nicho. Un radicalismo experimental—que fue necesario en su momento—dio paso paulatinamente a un período de estabilidad una vez que el éxito estaba asegurado.

“I do admire that Bendis is rather singular in his vision—he knows what he wants to do and isn’t afraid to make it happen. Some people consider that disrespectful to tradition or previous writers, but it’s the nature of the beast. The only tradition he should be upholding? Write the best story that you can. And are previous writers better served by allowing stories that seem antiquated or bad today stand untouched? Why not make something positive out of them? […] I read it because I enjoy it. I enjoyed the hell out of rereading his work, even the not-so-great stuff. Highly entertaining.”
— Chad Nevett.

Bendis y la talentosa generación de escritores con los que compartió crédito dieron forma y fondo a un estilo de contar historias para todos los gustos, aunque se puede decir que al tramo final de este periplo se le removió completamente del sentido de asombro y de riesgo que le caracterizó en sus años mozos, en detrimento de su calidad y a beneficio de planes editoriales en pro del product placement y las narrativas reader-friendly y de compromiso limitado para audiencias casuales.

Ha sido una gran satisfacción personal el haber vivido esta ‘época de oro’ del comic, ser consumidor de este gran acervo de historias sin ataduras y que les dieron un vuelco a las convenciones, aunque solo fuese por un momento pero que ahora lo extrañamos como nunca antes. Nos queda en forma evidente la desazón de ver como el producto que ha publicado Marvel en tiempo reciente no ha logrado igualar a ese estándar tan alto que dejaron las buenas épocas de Bendis y cía., una vez que este autor dio un paso al costado para salir de los reflectores y concentrarse en otras franquicias necesitadas de una reconstrucción, que las llevara a reverdecer a sus laureles (X-Men) o a consolidar su éxito reciente (Guardians of the Galaxy, Iron Man).

“It was funny. I was pitching for the gig without realizing that I was doing it. I had gone to a publishing retreat, which were not as frequent as they are now. We were all gathered together in a room, like 50 or 60 of us. A lot of us didn’t really know each other, and even though I’d been at Marvel for a couple years, we were all half a world away and not seeing each other all the time. I had no interaction with editor Tom Brevoort before this day. The point of the meeting was that our publisher at the time, Bill Jemas, wanted to go around to each title and distill it down to its basic essence and decide whether or not the book was achieving its goal. “Let’s find out what that book is about, distill it to its nature, and discover if we’re hitting the mark. If not, then let’s change course.” I thought that this was fascinating.”
— Bendis.

Tal parece que mi generación, fanática del comic comercial, ha alcanzado su fecha de caducidad. Nuestra vigencia ha expirado y nada nos sabe igual. No ha habido un Evento, crossover, serie de tiraje mensual o limitada que haya salido bien librada o haya superado el ápex al que llegaron los comics de Avengers entre 2004 al 2010, en donde el propio Bendis posterior a esa fecha vio degradado de manera considerable su nivel de calidad como narrador. La publicación de su primer libro “Words for Pictures” (Watson-Guptill, 2014), y su incursión como docente en la Universidad de Portland State marcaron un parteaguas que nos telegrafió ligeramente que ha sido el momento de dejar un legado una vez que la buena estrella lo abandonó poco a poco, en un momento en donde la industria se desplazó a un paradigma en el que predominó el dominio tanto de franquicias y personajes de ficción con un arraigo y arrastre probado con la audiencia, y que dejó de lado a los autores que, irónicamente, son los que les han dado lustre, y cuyo talento y gran valor es ahora ignorado por completo.

Numerosos ejemplos podemos nombrar en los que personalmente me he visto tanto entusiasmado como decepcionado a medida que mi lectura avanza con el paso de los años, y sobre todo con los comics de la Marvel, que sin temor a equivocarme son el auténtico benchmark y el punto de referencia que dicta el pulso dentro del mainstream, una vez que su rival, DC Comics, mantuvo tristemente una oligarquía editorial que convirtió a sus publicaciones con el paso del tiempo en una puerta giratoria y carente de libertad creativa para un sinnúmero de escritores y artistas, que se vieron atados de manos para ofrecer su visión personal y alcanzar una regularidad para los personajes que engalanaron a sus páginas, incluso con el paso de un mes a otro.

Autores de gran calibre como Matt Fraction vieron atrofiado a su talento, siendo incapaz de seguirle el paso a Bendis para sostener a los grandes Eventos del verano. La intrascendencia y poco sentido de novedad en una serie como Fear Itself (2011), dejó en evidencia ciertos vicios que Marvel acarreó con el paso del tiempo, convirtiendo a sus comics en vehículos para explotar la imagen de sus personajes de reciente éxito comercial en la pantalla grande, como fue el caso de Thor con este comic en particular.

La sentencia condenatoria a la ‘Era del Autor’ puede encontrarse en comics como Avengers vs. X-Men (2012), en donde ni siquiera los esfuerzos en conjunto de superestrellas como el propio Fraction, Bendis (qué ironía), Ed Brubaker, Jonathan Hickman y Jason Aaron fueron suficientes para darle una voz interior cohesiva y consistente a un relato que prometía demasiado, pero que se quedó corto en sus intentos. La dispar calidad entre una entrega y otra, y la notoria colisión de estilos narrativos entre un escritor y otro fue tan evidente que nos hizo cuestionar fuertemente las decisiones y juicios tomados por ellos en la dirección que tomó la historia: llena de controversias, caracterizaciones fuera de personaje y sin una justificación clara de que la causa que perseguían tanto los Vengadores como los Hombres X tuviese sentido.

Y no se diga con sagas tales como Age of Ultron (2013), en donde la expectativa y la realidad alcanzaron una dimensión diferente, consolidándose como el nadir en la carrera de Brian Michael Bendis; un traspié de proporciones mayúsculas que amenazó con hacer olvidar a las grandes satisfacciones que su tenor en New Avengers les había dado a sus seguidores incondicionales. Bendis descarta completamente todo el emocionante y ominoso contexto que había edificado en comics como Avengers en 2010 y Moon Knight en 2012, dejando en su lugar a AOU como una historia sin corazón emocional ni ancla narrativa, saltando de un lugar a otro, cambiando a protagonistas y dibujantes y vertiendo a su paso momentos inverosímiles (Wolverine “killing” time, Angela), además de que el epónimo Ultron estuvo ausente en la mayor parte de este relato.

Pero lo peor estaba por suceder. Original Sin (2014) y escrita por Jason Aaron, presentó una serie de sucesos, revelaciones y desarrollos de personajes más que cuestionables, a pesar de ser engalanado por un arte monumental y atrayente de un Mike Deodato, quien atravesaba por el mejor momento de su carrera. Parte love letter a “Marvel Boy” de Grant Morrison (2000), parte deconstruccionismo (y sacrificio innecesario) para el longevo personaje de Nick Fury, además de un errado cambio de dirección y tónica narrativa para alguien como Winter Soldier—y que sería revertida al poco tiempo—“Original Sin” mandó a sus inusuales y dispares protagonistas (y claramente los favoritos del autor) a través de una historia de crimen procedural cuyas motivaciones se sostuvieron con alfileres, avanzando de un punto A al B de manera conveniente y a través de McGuffins, y que más que ofrecer recompensas a sus lectores les causó extrañeza, indiferencia y escozor, y cuyo propósito como historia siguió siendo una incógnita, condenándola a la infamia absoluta y al olvido inmediato.

Axis (2014), escrita por la luminaria del comic independiente Rick Remender, es el acabose. Surgida de las páginas de su súper exitosa saga de Uncanny Avengers, Axis resultaba en el papel una conclusión lógica y trepidante a los conceptos y situaciones desarrolladas en aquel comic. Sin embargo, lo único que hizo fue diluir completamente a nada todo aquello que la hizo provocativa, espectacular, emocionante, híper violenta y relevante. Cambiando el enfoque a un grupo de personajes totalmente ajeno a la historia original, este crossover perdió sentido e interés, dejando claro que historias de largo plazo y con gran potencial en formato mensual son transfiguradas por la editorial por mero interés comercial en un “Evento”, perdiendo completamente el punto y su razón de ser. En este sentido, los autores se vuelven también cómplices al comprometer a su visión en vías de crear algo del éter y que evidentemente no tenían contemplado ni el interés por hacerlo. Así, el comic de Marvel se vuelve un gran advertising al blockbuster del siguiente verano. Todo esfuerzo creativo se reduce a nada, con esfuerzos en vano, y sujeta a designios ajenos a la visión original. Una estrategia editorial la cual irónicamente (o desvergonzadamente) la llaman “The Next Big Thing”. Este hartazgo provocó la salida de Remender de Marvel al poco tiempo.

Esta tendencia continuaría en el año 2015, por lo que la decepción fue absoluta y mucho más cuando los interesantísimos títulos de Avengers y New Avengers escritos por el prolífico y siempre innovador Jonathan Hickman perdieron su rumbo, convirtiéndose en herramientas al servicio de edictos editoriales. A pesar de tener la difícil tarea de reemplazar al emblemático Brian Michael Bendis en la franquicia de superhéroes más exitosa del siglo XXI, Hickman superó el reto y llevó a estos comics a puerto seguro gracias a sus acostumbrados planes maestros a largo plazo. Bajo una estructura inteligente, el autor exploró a dos ideas distintas y su eventual curso de colisión: mientras que Avengers se movió entre los confines del sentido de asombro, la supervivencia, el descubrimiento y la exaltación del potencial humano, en las páginas de New Avengers se postuló la antítesis lógica que los separa como proyecto narrativo, antípodas en donde agendas nocivas de poder chocan con los ideales nobles que enarbolan los superhéroes de la Marvel, y que irremediablemente desembocan en la entropía y una segura tragedia. Desafortunadamente para Hickman, este punto de encuentro y publicado en la miniserie de nombre Secret Wars, fue presentado bajo un formato distinto, reemplazando a esa provocativa trama y a sus protagonistas habituales, a sus enigmas y a sus momentos de dramatismo, trayendo en su lugar un arco argumental radicalmente opuesto, en donde se plantea la creación de un escenario que se inspiró muchísimo en sagas tales como “Las Guerras Secretas” de 1984-85 y la “Era de Apocalipsis” de 1995-96. Despertando indudablemente a la nostalgia, todo el reparto principal y secundario de Marvel Comics es puesto en un mundo diferente y asumiendo roles distintos a lo acostumbrado, dando paso a un Evento mayúsculo que le ofrece a la editorial una oportunidad única para reinventar y relanzar con nuevos bríos a todo su catálogo de títulos, y dejando de lado de manera inmediata a cualquier plan u objetivo que Hickman pudiese tener en su narrativa original.

Se había llegado a un fin de ciclo. Si somos estrictos, todos estos comics, autores y sucesos narrados en estas retrospectivas traen a la memoria momentos similares, de gran impacto y acontecidos a lo largo de 7 décadas atrás. Los comics siempre estaban al pie del cañón, pero parecía que su consolidación definitiva nunca iba a llegar, viviendo solamente de sucesos memorables, pero con una fecha de caducidad definida. La creación de Superman como arquetipo del superhéroe en 1938 dio paso a la Época de Oro y Plata de los comics, que trajeron a la mesa tanto una diversidad temática como la relevancia contracultural de la Marvel de Stan Lee, además de la lamentable cacería de brujas del aberrante Comics Code. Sucesos como la Era de Bronce asentaron a la narrativa a largo plazo, al comic de arte, a la Euronovela y a la famosa pero breve “explosión” multigénero de DC Comics; el suspenso sofisticado, la lectura para público de amplio criterio y la invasión de autores británicos de los 80s dieron paso a la efímera “Batmanía”, al advenimiento del comic de autor de Image, Dark Horse y Fantagraphics, y hasta llegar a la subsecuente especulación e implosión del llamado “Mercado Directo” en los noventas. Todo período de gran creatividad llega a un estancamiento que exige reiniciar a los modelos comerciales.

Esta historia cíclica continúa hasta nuestros días. La última parte del siglo XX fue una copia verbatim de lo que vivieron aquellas generaciones: si de algo fueron capaces los comics fue el contraatacar, siendo sus mayores virtudes la autenticidad—el comic puede hacer lo que sea con imágenes y palabras, tal y como diría sabiamente Harvey Pekar—y cuenta con un sigilo para sacudir al ámbito comercial con precisión milimétrica y en momentos selectos, siendo compañera fiel del zeitgeist para adaptarse a cualquier época y demanda del mercado. Pertenecemos hoy a la camada que atestiguó en primera fila a la impactante (aunque efímera) “Muerte de Superman” en 1992, emprendiendo desde entonces un largo camino plagado de crestas y valles muy significativos, y que hicieron de nuestras vivencias en el mundo del comic algo sumamente especial, y que hemos detallado una y otra vez a lo largo de todos estos artículos de opinión.

La lectura de las aberrantes y atroces “Civil War II” e “Inhumans vs. X-Men” en 2016, “Secret Empire” en 2017, “Infinity Wars” en 2018, y “War of the Realms” y “Absolute Carnage” en 2019 son para mí el clavo en el ataúd para nuestra generación. La Década Perdida (con permiso de Hickman). Fin de siècle.

A título personal, nos tocó vivir la época más exitosa, controversial y prolífica en la historia de los comics (desde el 2000 hasta el 2010), un hito que se tradujo en un reconocimiento público sin precedentes para esta manifestación de las artes. Es preciso señalar también que, a pesar de esta bonanza, en una gran parte de este período fuimos tocados también por la característica estigmatización, la burla, el bullying y el desprecio por parte de la gente de a pie y dentro del mainstream, siendo los comics el “patito feo” de la cultura pop. El hecho de que el siglo XXI cuente también con actos discriminatorios similares y bastante tóxicos nos dice mucho de esta naturaleza cíclica para esta industria.

Han sido crestas y valles que trazan una evolución, extinción y eventual resurrección del llamado “Noveno Arte”. Su potencial es latente, pero sin un terreno fértil para florecer y echar raíces de manera definitiva. Ya sea por la carente o nula profesionalización, sindicalización, justa remuneración y/o reconocimiento para aquellos hombres y mujeres quienes con su ardua labor mantienen vivo a este negocio. Aún falta muchísimo por hacer, y como siempre he dicho todos somos parte del problema.

Nada mal para un periplo cercano a los 30 años siendo fiel a un hobby que nos condujo a una discusión apasionada de estos universos de ficción más grandes que la vida misma, ya sea con los superhéroes más reconocidos o con la obra de autor más personal e íntima. Una semblanza que nos lleva a celebrar y cuestionar en todo momento su rumbo. Viva Comics.

FIN

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