BEST X-MEN COMICS IN THE LAST 30 YEARS. ENJOY. OR DON´T.
[uno—EMPATE]
The Further Adventures of Cyclops and Phoenix #1-4
Por Peter Milligan y John Paul Leon; tintas por Klaus Janson (!), Shawn Martinbrough (!!) y Tommy Lee Edwards (!!!)
1996
“It is in our best interest to understand how monsters of all description are created. For the very word “monster” comes from the latin monere, which means… to warn.”
— Peter Milligan.
Mi primer acercamiento al trabajo del británico Peter Milligan en los comics se remonta a su tenor como escritor en Batman (alrededor de 1990), donde junto a otro compatriota suyo, Alan Grant, crearon quizás las más extrañas aventuras que haya leído del Hombre Murciélago. El arte de Jim Aparo y Norm Breyfogle realmente capturaron convincentemente esa brecha en la cual Batman se enfrentaba con entusiamo, y a la vez con notable recelo, a lo sobrenatural, algo realmente bizarro a comparación de otros esfuerzos más formales y acordes a la naturaleza urbana del personaje a lo largo de su existencia, pero que sin duda marcó un interesantísimo (aunque breve) milestone que se recuerda con aprecio por quienes alcanzamos a leer estos inusuales relatos.
Milligan es un autor de culto, capaz de crear lo extraordinario a la par de lo aberrante, lo insignificante y lo aburrido. En palabras de Grant Morrison, Milligan forma parte de una generación adelantada a su época, y llena de ambición por hacer suyo el mundo del Noveno Arte:
“WE FELT DIFFERENT, WE FELT LIKE PIONEERS. WE WERE MAKING A WEDGE IN THE FINAL YEARS OF THATCHER GÖTTERDÄMMERUNG, AND WE CONSIDER OURSELVES ARTISTS, FREE TO EXPRESS THE NEW SPIRIT OF THE AGE USING THE FRESHLY SHARPENED TOOL OF THE COMICS.”
Siendo un exponente destacado dentro de la ya mítica “Invasión Británica” de los comics ochenteros, Milligan es un escritor preocupado por diseccionar un espectro variado de estados mentales, todo con el fin de encontrar los medios suficientes para dotar de buen impacto dramático a sus historias (paréntesis: no en balde su única incursión como guionista en el séptimo arte se resume a un thriller psicológico estelarizado por Ray Liotta).
Sin embargo, es en el instante en que abandona esa tónica narrativa donde suceden los problemas (y para ejemplos claros basta con mirar a su segundo ciclo en el comic de X-Men).
The Further Adventures of Cyclops and Phoenix aparece en el momento donde mi afición por los X-Men estaba a tope. Milligan saca provecho de sus temas insignia como la memoria y la búsqueda de la identidad — y la tragedia inherente que conllevan — para dramatizar el origen de Mister Sinister, a título personal el mejor villano jamás creado para los Hombres X. Situado en el Londres Victoriano, el comic narra las visicitudes del genetista Nathaniel Essex, una mente que se ve perturbada al inclinarse por el sacrificio moral al servicio del progreso de la ciencia.
Su viacrusis se ve envuelto en matices Sci-Fi cuando déspotas milenarios y mutantes viajeros del tiempo aparecen para forzarlo a tomar determinaciones de consecuencias severas para el futuro del ser humano.
A diferencia de Chris Claremont, que provoca un cansancio notable en sus lectores ante su poco original y obvio diálogo expositorio, Milligan denota elegancia y elocuencia, más afín a la teatralidad, una morality play Shakesperiana que ofrece un comentario tanto sentido como irónico y que intenta encontrar razones para explicar cómo un hombre que obtiene todo lo que la “normalidad” puede darle, deja todo atrás por un intento fútil de comprender y dominar los misterios evolutivos.
En instantes selectos, la voz autoral impuesta sobre la página impresa se vuelve autoconsciente para despertar pezquisas interesantes sobre sus personajes:
“THE PAIN HITS HER HARD — AS THOUGH THEIR BABY WERE TEARING AT HER VERY INSIDES. SHE SHOULD STOP, SHE THINKS. THIS IS MADNESS.
BUT SHE MUST GO ON. IF SHE IS EVER TO SLEEP AGAIN… IF SHE IS EVER TO BE SANE AGAIN…
…SHE MUST KNOW WHAT DEMON HAS POSSESSED HER HUSBAND.”
Lejos de ser un pastiche de intercambios Frank Miller-escos, en todo momento se humaniza esta obra de ficción para encontrar puntos de encuentro con su audiencia, llevándola de la mano y cautivarla a través una gran empatía con su reparto de personajes:
“WE ARE ONLY FLESH AND BLOOD! BEND US WITH ENOUGH FORCE… AND DO WE NOT BECOME TWISTED?”
Parte del encanto de esta saga se basa en las atmósferas que John Paul Leon construye a su alrededor. Su estilo angular expone con líneas sencillas tanto emoción, horror, complejidad arquitectónica y lo robusto y caótico del Londres del siglo XVII. Dichos trazos básicos hablan de un talento en ese entonces en bruto, y que alcanzaría un ápex inusitado con dos obras post-modernistas igualmente incomprendidas como lo fue en su momento Further Adventures: estamos hablando de la epopeya cuasi-arqueológica de Earth X (1999-2000) y el único comic ‘post-Watchmen’ como lo fue The Winter Men (2005-09).
Además, Milligan entiende que el mensaje a transmitir es el propio de una tragedia, así que satura a su relato de un pesimismo que más que compadecernos nos vuelve cómplices de lo irreversible, del destino sobre el cual los avances del mundo de la razón han convertido a la historia moderna:
“AS HE TURNS AND LOOKS BACK AT THE HIRSUTE BIOLOGIST, HE SEES TWO OF DARWIN’S CHILDREN. WOKEN BY HIS RAISED VOICE, THEY STAND BLINKING IN THEIR NIGHT-GOWNS.
AND HE WONDERS AT THEIR INNOCENCE, UNSULLIED BY THE FILTH OF EXPERIENCE. AND HE THINKS OF OTHER CHILDREN LIKE THEM. HE THINKS OF THEM GROWING AS HIS OWN CHILDREN MIGHT HAVE.
AND THEN THE THINKS OF APOCALYPSE. APOCALYPSE… APOCALYPSE!”
Hitting hard, The Further Adventures of Cyclops and Phoenix es un artefacto cuya longevidad e influencia está garantizada, siendo sin duda el X-Comic definitivo de los noventas y el regalo que los X-Men me han dado por mi paciencia infinita para con ellos todo este tiempo.
(1)