A world without fear

Recuerdos, contexto y opinión alrededor del comic “Marvels X”.

Marvels X surge en un momento del tiempo bastante convulso para la industria del comic comercial. Publicada para conmemorar el 20 aniversario del comic EARTH X, obra magna concebida por los autores Alex Ross y Jim Krueger, se podría decir que apareció en los stands en una época envuelta en una encrucijada muy especial, en la cual el comic mainstream se encuentra a las puertas de abandonar un modelo de negocio al borde de la bancarrota comercial, creativa y de distribución. Un nicho muy reducido que constantemente se ve rodeado y amenazado por una alta competencia dentro del entretenimiento alternativo, ya sea por el cine, los videojuegos, el streaming, los formatos electrónicos y la publicación bajo demanda a través del Internet. Más que una celebración, Marvels X era un comic anatema al esquema económico y editorial contemporáneo, en búsqueda de una audiencia que ha pasado de ella 20 años después.

Esta serie limitada de 6 tomos fue confeccionada para lectores como yo, que disfrutaron de la serie original y que en sus días de gloria se convirtió en una auténtica obsesión—no en balde hice una fan-page, fui parte de su tertulia en extintos foros de discusión, escribi miles de párrafos acerca de ella para mi propio esparcimiento y guardé hemeroteca selecta en archivos de Microsoft Word, los cuales todavía conservo. Sin embargo, su aparición en 2020 nos lleva a reflexionar su posición en la historia reciente como un proyecto de naturaleza 100% nostálgica y enfocado en despertar el interés de un público cautivo y que probablemente ya no existe más.

Para su beneficio, Marvel Comics lanzó al mercado las ediciones recopilatorias y conmemorativas en pasta dura y en formato de prestigio, aunque cabe decir que a un precio estratosférico ($125.00 dólares, recuadros). Me quedó claro que esta serie debió haberse publicado muchísimo antes, cuando la memoria acerca de La Trilogía de Earth X (Earth X, Universe X y Paradise X) estuviese más fresca y reciente.

Claro, eran otros tiempos: Marvel había dado un salto de fe al reconfigurar tanto a su línea de comics como a su estilo de hacer las cosas. Series de amplio bagaje como Earth X habían dado un paso al costado y le hacían un pasillo de honor a series “fuera-de-la-caja” como Ultimate Spider-Man, Ultimates, Daredevil y New Avengers, las cuales hicieron del ciclo 2000-2005 todo un hito a nivel de ventas y de crítica. El storytelling con arcos cerrados, equipos creativos de primera línea, reader-friendly y listos para empaquetarse en librerías de prestigio habían descontinuado a proyectos de alta densidad y de vieja escuela, codificados para públicos de nicho, aún y cuando La Trilogía intentó ser un puente que atrajera al lector neófito por memory lane para descubrir a los “grandes hits” de la Marvel bajo un kaleidoscopio variado.

Comics como Earth X ya no eran bienvenidos, e incluso estuvo a punto de ser cancelado cuando Paradise X apenas llevaba publicada su primera mitad. Aún y cuando Jim Krueger atribuyó a los fans la gracia de haber sido salvada de la quema, sigo pensando al día de hoy que Marvel no le quiso dar la espalda y quedar mal con Alex Ross, quien sigue siendo en tiempo reciente toda una superestrella del comic. Su talento para reproducir a los superhéroes en imágenes fotorrealistas, épicas, estilizadas y con colorida pirotecnia lo hacen un activo y aliado muy poderoso en cuanto a promoción se refiere. No en balde, lo rodea toda una parafernalia comercial altamente redituable, y que se puede atestiguar cada año en las convenciones de comics más importantes en los Estados Unidos. No, aún y cuando La Trilogía fuese un líder de pérdidas, estar dentro de la “lista negra” de Alex Ross era un riesgo que la publicadora no estaba dispuesta a correr.

Y es también irónico, por que después de que Paradise X culminara su ciclo en el año 2003, poco a poco Marvel Comics fue cambiando sus lineamientos, reparando puentes con la vieja guardia y regresando a sus páginas aspectos clave y propios de épocas pasadas.

¿Por qué no celebrar el décimo aniversario de esta franquicia en 2009? No tengo la menor idea, pero si hay que ofrecer alguna suposición sería la fusión Marvel-Disney, en donde las sinergias entre los comics y el cine les dieron prioridad a ciertas versiones de personajes para un público más amplio, lejos de lo vintage o retro-comics como Earth X. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.

Y realmente es algo raro, puesto que Alex Ross nunca perdió vigencia a pesar de estar un poco lejos de Marvel y DC, siendo la mente maestra detrás de la época dorada de Dynamite Entertainment, el brazo editorial de la Dynamic Forces de Nick Barrucci, quien se posicionó de manera firme en el escalafón de ventas a través de comics de licencia, en donde Ross fue pieza clave al crear imágenes icónicas y arte conceptual para lanzar comics estelarizados por Green Hornet, The Bionic Man, The Lone Ranger, Zorro, The Phantom, Voltron, Flash Gordon, The Shadow, Red Sonja y Vampirella, así como también la serie revisionista con héroes de dominio público, “Project Superpowers”, y el catálogo de personajes propiedad del ilustrador Jack Kirby, bajo el nombre de “Kirby Genesis”.

Krueger, por su parte, se mantuvo ocupado con comics propios como “The Clock Maker” y “Galactic”; la remasterización de su ópera prima “Foot Soldiers”; ser co-guionista con Alex Ross en “Justice” y “Project Superpowers”; publicando un libro como “The Frankincense Monster and Other Haunted Christmas Stories” en 2012, y dos novelas gráficas, tituladas “The High Cost of Happily Ever After” en 2012, y “The Runner” en 2016, ambas ilustradas por Zack Brunner.

De igual forma, las colaboraciones de Ross con DC entre 2005 y 2009 (Justice, JSA) y con Marvel de 2015 a la fecha (en portadas para diversos títulos) nos hablan de múltiples ventanas de tiempo y con el público adecuado para revisitar a una idea como Earth X, pero simplemente no fue así. Al día de hoy, y con una audiencia fragmentada y con preferencias de compra distintas, Marvels X pareciera ser una obligación mas que un homenaje a una saga como pocas veces vista en el acervo de esta casa editora.

Habiendo dicho todo esto, queda claro que mi entusiasmo sobre esta serie sigue vigente a pesar de las 2 décadas de distancia. ¿Cómo enfrentó entonces Marvels X a este hándicap que menciono? Pues podría decirse que bien, a secas: tuvo a su favor el regreso de Jim Krueger como co-guionista. Es sabido que su contribución dentro de La Trilogía fue esencial, y con esta nueva entrega seguimos contando con ese mismo nivel de calidad.

No me queda duda que el principal reto de esta miniserie fue presentar un relato cuyo contexto previo y/o bagaje era completamente desconocido por las generaciones actuales; quizá nunca habían escuchado hablar de Earth X ni de su universo de ficción alternativo. Sin embargo, el equipo creativo salió adelante al presentar a su público una narrativa con elementos de género propios del coming-of-age, el camino del héroe, la distopia y la acción propia de los super héroes de la Marvel, en un paquete enfocado al público “Young Adult”: un jovencito de nombre David es nuestro protagonista, y se abre paso a través de una Norteamérica azotada por una plaga desconocida. Ahora que la gente ha recibido en contra de su voluntad poderes inimaginables, él es el último humano sobre la Tierra y su punto de vista es el de una persona normal, sacudida por la instrusión de lo fantástico. Siendo perseguido por el hecho de ser distinto a los demás, su vida corre grave peligro. Para su fortuna, los superhéroes más famosos del Universo Marvel aparecerán poco a poco en su odisea. De esta manera, somos testigos de una aventura llena de dramatismo, confusión, miedo, sentido de asombro, milagro y magia, realización y destino, sacrificio e inspiración.

Dentro de sus páginas, Marvels X nos presenta versiones alternativas de los héroes que ahora vemos en todos lados gracias a las películas de Marvel Studios y las series de TV de Netflix y otros servicios de streaming. Esta mínima familiaridad es clave dado que por ningún lado se insinúan los motivos detrás de esta tragedia que abate a David y al mundo alrededor suyo—la palabra “Earth X” y “precuela” solo la encontramos en la publicidad anexa y material suplementario por Alex Ross—por lo que si el lector contemporáneo se encuentra al menos interesado en estos misterios, puede sumergirse en ellos a través de las novelas gráficas y comics online disponibles en el mercado.

Como punto de entrada y un relato ligero, podríamos decir que pasaría la prueba. Las ilustraciones de Velibor Stanojevic, alias “Well-Bee”, cumplen la difícil misión de evocar al arte original de un John Paul Leon en Earth X, en las cuales el uso de trazos simples para delinear a la figura humana y estados de ánimo en constante metamorfosis, conviven con amplios bloques de negro que denotan atmósferas de gran peligro y dinámica derrotista, propia de este Universo Marvel ausente de esperanza. Su estilo nos recuerda además a la claridad y abstracción de un Chris Samnee y el line-art de un Francesco Francavilla o un Tommy Lee Edwards.

En diversas entrevistas y declaraciones en foros de Internet, Krueger aseguraba tener una visión diferente para contar esta precuela, incluyendo los instantes finales antes de que dicha plaga se propague por el mundo. El que la publicación de este comic coincida con la pandemia del COVID-19 hizo de esto una simetría bastante rara a mi parecer. Sin embargo, les puedo asegurar que esta historia—ahora reconfigurada de un modo más personal e íntimo, y sazonado con el colorido de los héroes Marvelitas todavía en sus años mozos—resulta bastante entretenida a pesar de ofrecer detalles mínimos que expandan a las ideas mostradas en las páginas de Earth X. Para su beneficio, cabe señalar que la conclusión de este relato es sencillamente brillante, y que maneja easter eggs y guiños para los hardcore fans tanto recalcitrantes como los escépticos que dudaban de la calidad de esta miniserie.

Es una lástima que Marvels X haya sufrido los estragos de una industria inmovilizada por la pandemia, el confinamiento y el distanciamiento social. Su reconocimiento fue minúsculo, es verdad, pero con su visión autoral temeraria y de gran fortaleza, así como su descenlace de alto impacto le han rendido un tributo y reconocimiento digno a la obra original.

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