Saint Seiya: Legend of Sanctuary | Japón, 2014
Dirigida por Keiichi Sato
Dirección vocal al español por Mario Castañeda
Libreto cinematográfico por Tomohiro Suzuki, basado en el manga creado por Masami Kurumada
Reparto vocal (español): Seiya (Jesús Barrero), Saori (María Fernanda Morales), Shiryu (Ricardo Mendoza), Shun (José Gilberto Vilchis), Hyoga (René García), Ikki (Marcos Patiño), Saga (Javier Rivero), Aioria (Yamil Atala), Aldebarán (Alfonso Ramírez) y Tatsumi (Óscar Flores)
Voces adicionales: Abdeel Silva, Alan Bravo, Ana Álvarez, Andrés García, Armando Larumbe, Arturo Castañeda, Benjamín Rivera, Carla Castañeda, Carlo Vázquez, Daniel Abundiz, Daniel del Roble, Edson Matus, José Fernando López Cortés, José Luis Rivera, Luis Leonardo Suárez, Melissa Gutiérrez, Pedro D’Aguillón, Raúl de la Fuente, Rafael Rivera, Ricardo Méndez, Salvador Delgado, Salvador Reyes y Simón Parra
Musicalización por Yoshihiro Ike
Dirección Musical por Gabriela Cárdenas; adaptación musical por Luis Leonardo Suárez y Gabriela Cárdenas
Estudio de doblaje por SDI Media de México
Traducción por Kora International/Studio Koe
Ingeniería de grabación por Danthe Rodríguez
Producida por Toei Animation; Gabriela Garay y Mónica Chirino (México)
Distribuida por Toei Company
Tú no necesitas saber esto, pero en caso de que estés interesado…
Para el público latinoamericano y aficionado a la animación japonesa, se reconoce en Saint Seiya a un auténtico clásico, una saga de gran impacto con personajes entrañables, secuencias de acción memorables y una narrativa sumamente original que cautivó a las primeras de cambio. Siendo además un hit en Europa, este anime forma parte de ese grupo de proyectos de nicho que en la década de los 90s tomó por sorpresa al mercado mundial, consolidando la presencia permanente de este género animado en la conciencia de los amantes del entretenimiento alternativo.
Siendo un proyecto publicado originalmente en formato manga en el año de 1986 y concebido por el afamado autor Masami Kurumada, Saint Seiya alcanza su estatus de culto fuera de su natal Japón, siendo rebautizado como “Los Caballeros del Zodiaco”, un rimbombante como atrayente título repleto de sangrientas batallas e ideales heroicos, con protagonistas de fuertes convicciones que buscan enaltecer valores fundamentales como la amistad, la lealtad, el amor por este planeta y el sacrificio altruista para mantener la paz a toda costa, siendo estos personajes en su mayoría jóvenes entusiastas, soñadores, optimistas y valientes quienes de alguna u otra forma entregan sus vidas para perseguir sus creencias, encarando de frente a la muerte si es preciso en su tarea por defender el estandarte de los dioses mitológicos que los bendicen a ellos y a las constelaciones que representan.
En el caso de México, Saint Seiya es un hito, una saga irrepetible e inmortal que mantuvo a su audiencia tanto atenta como cautiva por su complejidad de ideas, símbolos y uso creativo de los cuerpos celestes y elementos teológicos mundiales para darle un sabor distinto, inusual y provocativo a los cerca de 200 diferentes miembros del reparto que engalanan cada página del manga y celdas de animación, cada uno con un nutrido conjunto de habilidades y una muy definida personalidad, distintivo carisma y un aire de frescura que no se había visto nunca, compartiendo un lugar muy especial con otras ofrendas definitivas del anime como Mazinger Z y Astroboy, siendo parte de una etapa muy importante en lo que fue la programación de la barra infantil televisiva mexicana.
Estas series, junto a las dramáticas Candy Candy y Remy, así como la ultra popular Sailor Moon, labraron el camino para la completa inmersión del anime en nuestro país, haciendo sencilla la introducción de series de similar alcance y appeal tales como Samurai Pizza Cats, Dragon Quest, Dragon Ball, Ranma ½ y Shoujo Kakumei Utena en televisión de señal abierta. Esta revolución comprobó la rentabilidad de este género, fomentando la creación de un amplio circuito de intercambio entre aficionados (denominado “fansub”) en México, pudiendo asistir a proyecciones sin fines de lucro para ver en el entonces vigente formato VHS series como Rurouni Kenshin, Neon Genesis Evangelion, Fushigi No Umi No Nadia, Golden Boy, Kare Kano, Serial Experiments Lain, Cowboy Bebop, Vision of Escaflowne, Lupin the Third, Oniisama e, así como largometrajes de la talla de Otaku No Video, Perfect Blue, Akira, Ghost in the Shell, así como las obras de Studio Ghibli y Hayao Miyasaki. Con el advenimiento de la televisión por cable llegan a nuestro país material importante como Full Metal Alchemist, Inuyasha, Wolf’s Rain y Cyborg 009, y contemporáneos como Naruto y Death Note, entre otros.
Todo este “efecto dominó” nos remite nuevamente al impacto y legado de una serie como la de Saint Seiya. Dividida en tres impresionantes sagas (El Santuario/Las Doce Casas, Asgard y Poseidon), Kurumada confecciona una audaz obra que conjuga arte tanto dinámico como un sobresaliente storytelling e inteligencia para amalgamar una cosmología alrededor de los astros y la mitología griega sin igual. Es la saga de “Hades” la que cierra este ciclo, con la promesa de una conclusión que hasta el día de hoy sus fanáticos esperan con ansia. El anime ofrece en la saga de “Asgard” una variante muy original a los mitos nórdicos y una adición al canon de gran envergadura, y que para muchos resulta ser la mejor escrita en todo Saint Seiya. Así, este magnum opus seduce y emociona inmediatamente al público mexicano, manteniéndonos al vilo con sus impresionantes batallas y atinada narrativa para dejar cliffhangers que nos hacen pedir más.
Ayudó mucho el hecho de ver de lunes a viernes cada capítulo, dejando en sábados y domingos tanto episodios nuevos como reruns. Fue en el ya legendario ciclo televisivo de ‘Caritele’ en Televisión Azteca – y conducido por Adriana de Castro – que fuimos testigos absortos de las divertidas peripecias, impactante drama y electrizantes batallas tanto de Seiya, Shiryu, Hyoga, Shun e Ikki, los epónimos caballeros quienes han jurado seguir y luchar por Athena la diosa griega, reencarnada en la persona de Saori Kido, siendo ella protectora de la Tierra y de los humanos.
Caritele fue todo un suceso, que nos induce a mundos animados como los de Galaxy Express 999 – obra del inmortal Leiji Matsumoto – y Sailor Moon – de Naoko Takeuchi – a temprana edad. Animado por una mascota, el inolvidable “Carisaurio” y quien sorprendió a todo México al pedirle matrimonio a de Castro al aire, forma parte de un imborrable recuerdo para el fandom de los noventas. Es Saint Seiya el iniciador del trend de los doblajes de calidad en los dibujos animados japoneses en nuestro país, y nos hizo ser testigos de la transición de la entonces cadena televisiva del gobierno Imevisión a Televisión Azteca entre 1993 y 1994 – ¿quién no recuerda los crípticos spots de las figuras de colores que presagiaban el ahora característico logo de este controversial emporio televisivo?
Es la casa de doblaje Producciones Salgado la encargada de darle vida a estos inigualables personajes, siendo Jesús Barrero (Seiya), Ricardo Mendoza (Shiryu), René García (Hyoga), José Gilberto Vilchis (Shun), Marcos Patiño (Ikki) y María Fernanda Morales (Saori) quienes crearon para nosotros a auténticos iconos de la animación en español, incluyendo al narrador omnisciente bajo la voz de Raúl de la Fuente y el presentador Arturo Casanova, quienes le otorgaron ímpetu y emoción a los preámbulos de cada capítulo, siendo la extraña pronunciación de la melodía en castellano de “La Canción de los Héroes” (letra de Jean Francois Porry, en la voz de Bernard Minet en idioma francés, y Amado Jaén en castellano) lo que le dio un aura especial a este anime:
Paréntesis: De hecho, hasta el día de hoy nadie supo cómo se escurrió esta composición ibérica en la transmisión latinoamericana, dejando de lado la correcta y emocionante “Pegasus Fantasy”, por Mauricio ‘Mauren’ Mendoza, cuyo gran acierto se da al adaptar “Soldier Dream” al idioma español, inyectándole esa atmosfera nostálgica, triste, aunque claramente optimista que transmite este gran opening (y que no escuchamos hasta que la Cartoon Network retransmitió la serie en el año 2004).
Opening con “Soldier Dream” (Saga de Asgard, arriba y Poseidón, abajo).
Saint Seiya culmina transmisiones originales en México en 1995 con la saga de “Poseidón”, totalizando 114 episodios que al día de hoy son atesorados por quienes los vieron por primera vez, y siguieron disfrutando de breves reruns a lo largo de los años.
Saint Seiya: Hades surge entre 2002 al 2009 para dar fin a las adaptaciones del manga original. Entre sus casi 18 años de material animado, Saint Seiya disfrutó de 4 largometrajes, siendo Shinku no Sh?nen Densetsu (“Los Caballeros del Zodiaco Contraatacan” en español) la mejor de todas ellas, y a título personal la mejor adaptación que ha existido para este concepto.
Todo este contexto nos lleva a ponderar la llegada de Saint Seiya: Legend of Sanctuary a las salas de cine mexicanas en el 2014. Esta película adapta la magna narrativa de “La Saga de las 12 Casas”, la cual es por mucho la más distintiva entre todas las historias que Masami Kurumada creó dentro de su obra. La cinta condensa aquellos trepidantes 33 episodios originales del anime en los que Seiya y compañía se abrieron paso para salvar a Saori/Athena, quien yace herida por una flecha mágica que solamente el Patriarca del milenario Santuario puede quitarle.
Para su desgracia, este jerarca ha corrompido los ideales a los que se suscriben los caballeros. Con el objetivo de conquistar al mundo, este villano coloca diversos obstáculos a los héroes, poniendo en su contra además a los doce “Santos Dorados” quienes protegen a las 12 Casas del Zodiaco. Es el propio Patriarca el que intentó matar a Athena cuando era una bebé, siendo salvada por Aiolos de Sagitario, evento el cual detona los sucesos que atestiguamos tanto en el manga como el anime de Saint Seiya.
Para beneplácito de los fans, el reparto vocal original toma de nueva cuenta y en su mayoría el micrófono para darles vida a estos inolvidables bienhechores y antagonistas, bajo la dirección del destacado Mario Castañeda, cuya carrera en la locución alcanzó alturas insospechadas al ser la voz de Goku en la súper exitosa Dragon Ball Z. Siendo un referente dentro del doblaje mexicano, Castañeda – quien participó brevemente en la saga de “Poseidón” – reúne a sus colegas bajo el auspicio del estudio SDI Media y Kora International, encargada de realizar la traducción del libreto.
Las comparaciones son para todos algo muy trillado, y más cuando la distancia que separa a este remake del original son dos décadas, con audiencias y preferencias muy distintas. Afortunadamente este largometraje comienza muy bien, con una introducción a los personajes principales realmente sobresaliente y con gran dinamismo, estableciendo claramente quienes son cada uno de ellos y cuáles son sus atributos particulares, así como poner al corriente al espectador neófito a través de un efectivo diálogo expositorio sobre todo lo que sucede alrededor del canon de Saint Seiya, haciendo énfasis en “el poder del Cosmos”, un aura sobrenatural que guía los destinos y les otorga poder y fuerza vital a los caballeros.
Quizás Sanctuary tiene a su favor el ser muy contra-intuitiva, con el suficiente sentido de novedad para sorprender a la “vieja guardia”. En este aspecto, el realizador Keiichi Sato y su equipo de animación de Toei actualizan para el siglo XXI a las legendarias armaduras de los caballeros, sustituyendo pesados atuendos por contrapartes que son ligerísimas, portables, aerodinámicas y miniaturizadas, además de eficientes efectos y composición de personajes en CGI que intentan emular tanto la personalidad como apariencia física de Seiya y compañía – en donde la labor invaluable de los ilustradores Shingo Araki (1939-2011) y Michi Himeno en el anime fue clave para darles un porte inusitado – pero con la suficiente libertad para dotarles de un ‘look & feel’ propio de los adolescentes actuales y claramente inspirados en la moda de las boy bands contemporáneas. A pesar de ello, no se desecha en ningún momento la base moral de los protagonistas por desplantes de superficialidad. Legend of Sanctuary agudiza los instantes de comedia de situación y lenguaje corporal de sus personajes mas no deja de lado los valores que constituyen el código de los caballeros de Athena.
Una de sus marcadas diferencias es el hecho de que los niveles de violencia están debidamente controlados. Hasta el día de hoy, no sé cómo Toei se pudo salir con la suya al transmitir por televisión abierta encarnizadas batallas, sangrientas técnicas de combate y sufrimiento físico al extremo, y que éstas hayan sido importadas en sus respectivas localizaciones en países europeos y latinos (y para sorpresa de mentes impresionables como la nuestra, dotándole de un gran nivel de realismo y riesgo a cada aventura).
Es precisamente este detalle el más notorio para esta película: el nivel de gore, sangre y tortura en Legend of Sanctuary se mantiene suavizado, a niveles aceptables y políticamente correctos para una realización de clasificación PG-13 en nuestros días, más afín a captar a la mayor cantidad de público sin abrumarlos con ejercicios de shock value que, valga la pena decirlo, hicieron única a la saga original.
Sanctuary además hace un esfuerzo consciente para racionalizar cosas que en el anime se dieron por hecho, en donde se aprovechaba la “suspensión de la incredulidad” de su público, quienes podían asimilar la idea de ver a héroes con súper poderes deambulando por las calles del mundo, a seres inocentes ser abatidos sorpresivamente por fenómenos meteorológicos causados por dioses caprichosos, y que templos mitológicos aún existan en el mundo moderno. Así, la cinta acierta sobremanera al delimitar una brecha entre el mundo de los mortales y estos seres de leyenda, haciendo de esto una excelente excusa para realizar un efectivo world building, ampliando la majestuosidad y sentido de escala para el Santuario de los caballeros, así como el recorrido por las Doce Casas resulta ser sumamente vistoso y original.
Pero a pesar de ello la cinta muestra áreas de oportunidad que van en detrimento de su calidad. El más notable es sin duda las libertades que el equipo creativo se toma para hacer saltos en la lógica para avanzar a su historia: en un instante, los héroes llegan a la Casa de Cáncer sin haber pasado por la de Géminis, mientras que la aventura sobre la Casa de Virgo se ignora por completo (eliminando a su vez de la trama a una de las batallas más memorables). De igual manera, Escorpión y Capricornio son omitidos para darle paso a un encuentro entre los Santos Dorados y los caballeros de Athena en Sagitario, siendo éste el punto de reunión para esclarecer la conspiración fraguada por el Patriarca. Pisces es sacrificado completamente, dejándonos solamente un cruento aunque espectacular frame de su presencia en la historia.
Afortunadamente se recupera el enfrentamiento entre Hyoga y Camus de Acuario, aunque su brevedad remueve toda su emotividad original. Quizás este sea el elemento que más se extraña dentro de Saint Seiya: Legend of Sanctuary, el gran sentido de pérdida que embriaga tanto a Seiya y a sus amigos al verse forzados a asumir determinaciones de vida o muerte, y que en esta cinta se ven diluidos al mínimo indispensable. Es probable que el melodrama y sentimentalismo fuese exagerado en su momento, notándose un cierto romanticismo de una era ya difunta (no en balde el mote de ‘caballeros’) y que probablemente esta película no quiso mezclarla con su aparente homoerotismo pero sin intención, más propio del cine de acción de Hong Kong entre machos alfa quienes valoran el honor y la amistad sobremanera. Para mala fortuna del film, sus protagonistas se vuelven peones del plot sin lograr una identificación plena con su audiencia, dejando de lado la tragedia personal que los definió y que los volvieron consentidos del público, reemplazándola por intercambios que son en su mayoría breves y que solamente infieren que existe una historia mutua detrás de estos jóvenes guerreros y de la cual no somos testigos de ella en forma fehaciente.
Donde se hace un esfuerzo considerable (y que se agradece bastante) es en hacer de Saori un personaje con peso específico sobre la narrativa, a diferencia del anime que en todo momento fue algo simbólico, repitiendo la misma fórmula de “doncella en peligro” y a quien los caballeros tenían que salvar. Ella es el conducto a través del cual la audiencia se adentra inicialmente en este universo de ficción, siendo su rol más activo, de autodescubrimiento y aceptación, desechando la idea de que su importancia ya se da por hecho por parte de quienes atestiguan este relato.
Otro de los yerros de esta cinta se da en su banda sonora. Legend of Sanctuary ofrece un score musical por cortesía de Yoshihiro Ike que solamente acompaña a los sobresaltos y la verticalidad de sus secuencias, pero que no les otorga una dimensión digna de ser recordada. La película carece de piezas orquestales que fuesen verdaderos himnos, como en su momento lo hicieran aquellas compuestas por el inmortal Seiji Yokoyama, tales como Pegasus Ryu Sei Ken, Galaxian Wars, Glide! Pegasus, Save the Goddess, Run to the Corona Temple, Heated Saints, Confrontation, Legendary God Warriors, Mime’s Harp, Another Holy War, Shining! Bronze Cloth, Seven Generals, Siren Sorento, Time of Destruction, Fallen Angel vs. Saint y Saints of Hope, Forever!, así como su música incidental llena de cortinillas y notas que fueron insignia para la serie.
El guionista Tomohiro Suzuki toma para su historia diversas decisiones que la afectan en forma significativa. Por ejemplo en la batalla en la Casa de Cáncer, cuando el Santo Dorado de Death Mask se pone a cantar, una situación que lejos de ser una sorpresa agradable pone a prueba nuestro umbral de resistencia como público. Otra instancia de estas rarezas se da con el rango de poderes que tiene el Patriarca, quien en el último acto de la historia se torna en un hechicero de infinita capacidad, y que para los parámetros en los que se basa este relato resultan ser poco convincentes, quizás una excusa para hacer lucir las habilidades de los Santos Dorados dada su reducida confrontación con los caballeros de Athena. El poder magnánimo del Patriarca nos hace recordar a villanos dentro del anime de corte fantástico/medieval o bien del género del magical girl, y que para fans atentos nos ofrece guiños, quizás intencionales, con la saga de “Hades”, que de alguna u otra forma puedan justificar este grandioso despliegue de habilidades sobrenaturales.
Paréntesis: ¿Soy yo, o el Espectro Papillón de la saga de “Hades” aparece ante el Patriarca al ser derrotado?
De igual forma se eligen bizarras situaciones para Seiya al usar el ropaje dorado de Sagitario, y que invariablemente nos sacan de la historia por su rareza y al estar completamente fuera de lo que el canon de la serie nos había ofrecido en antaño.
Para muchos todos estos detalles quizás conviertan a la película en una mala experiencia. Sin embargo, no podemos comparar un formato a largo plazo como el que ofrece la TV al de un largometraje de hora y media de duración, pero el notable énfasis en la acción y vistas espectaculares sobre el corazón emocional de sus personajes la deja en clara desventaja.
De esta manera, Legend of Sactuary es un producto que reinventa la fórmula de Saint Seiya pero cuyo resultado genera opiniones mixtas en su intento por marcar una pauta, un antes y un después de lo que fuera originalmente, con un equipo creativo obligado a desdeñar las reglas establecidas con el fin de darle una identidad propia y un feeling de ‘anything goes’ a su realización, a pesar de que por momentos no deja de sentirse completamente fuera de tono.