Interludio Cuatro: superhero bar mitzvah

“New Avengers: Illuminati #4”, ó cómo arruinar a un personaje de potencial infinito en sólo 22 páginas.

Entre 2004 y 2013, la editorial Marvel Comics dio un salto de fe y le encomendó al autor independiente Brian Michael Bendis el revitalizar a una franquicia venida a menos. Bajo su pluma, el comic de Avengers cruzó un periplo de gran riesgo y controversia, con historias repletas de momentos tanto memorables, emocionantes e infames, que catapultaron tanto al autor, el propio comic y a la publicadora a un cénit narrativo y de ventas sin precedentes, creando relatos definitivos para toda una generación de lectores. La siguiente es una amplia retrospectiva a uno de mejores comics comerciales dentro del siglo XXI.

Tras el término de la exitosa saga de Civil War a principios del año 2007, el calendario de publicaciones de Marvel Comics se aceleró a un ritmo notable, y esto debido a la cohesividad que mostró su universo de ficción tras el término de aquel crossover. Nuevos títulos de tiraje mensual y series limitadas coparon los stands, ofreciendo un nutrido abanico de opciones para el lector. Entre esos nuevos comics se encontraba la miniserie de nombre “New Avengers: Illuminati”, co-escrita por Brian Michael Bendis y Brian Reed, acompañados en el arte secuencial por el talentosísimo ilustrador británico Jim Cheung.

El irregular calendario de publicación de este comic (con 5 tomos impresos entre 2006 y 2007) me da la oportunidad de redactar varios “interludios” dentro de mi crónica de los Vengadores de Bendis y que he estado publicando en este blog. Dado que la narrativa y plan maestro de este escritor se esparce entre varios títulos y en temáticas muy específicas, el separar a cada una de ellas usando a esta miniserie de los Illuminati me parece una buena idea.

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INTERLUDIO CUATRO: SUPERHERO BAR MITZVAH

NAILLUMINATI4New Avengers: Illuminati #4
Escrito por Brian Michael Bendis y Brian Reed
Arte por Jim Cheung
Tintas por Mark Morales
Color por Justin Ponsor
Letra por Cory Petit
Diseño de producción por Kate Levin
Edición por Tom Brevoort, Molly Lazer y Aubrey Sitterson
Publicado originalmente el 1 de Agosto de 2007

Esta miniserie ofrece un escaparate hacia diferentes sucesos a lo largo de la historia del Universo Marvel, bajo la perspectiva de los “Illuminati”, un grupo integrado por los superhéroes Iron Man, Mr. Fantastic, Dr. Strange, Professor X, Black Bolt y Namor, quienes se reúnen en secreto para lidiar con asuntos de gran relevancia y bajo sus propios términos.

Los Illuminati le muestran al soldado Kree de nombre Noh Varr que su cruzada para someter a la Tierra no tiene sentido, y que debe canalizar ese enojo hacia ellos de una forma positiva, como alguien quien debe proteger al planeta en lugar de destruirlo. Todos ellos le muestran el ejemplo del Capitán Mar-Vell de los Kree, quien ante los ojos de su raza fue visto como un traidor, pero que se convirtió en un héroe para los humanos. Intrigado, ahora es turno del joven alienígena el decidir el rumbo que tomará su vida de ahora en adelante.

En principio de cuentas, decir que este comic es problemático es poco. Sus primeras páginas son, en todo momento, cándidas, pero no corresponden a algo que harían estos personajes sin lugar a dudas, al confesarse sus problemas con las mujeres. Complica mucho el hecho de que Mr. Fantastic en términos generales condona las “escapadas” de su esposa Susan con Namor – una obsesión conocida por quienes han seguido a Bendis a través de los medios impresos y digitales – y que en definitiva no ayuda en nada a humanizar sus intercambios en este tomo, sino que abre un incómodo debate el cual se olvida a la mera vuelta de la siguiente página.

New Avengers: Illuminati #4—Marvel Boy: ¿Amigo o enemigo de la humanidad? Los Illuminati esperan lo segundo. Además, el amor está en el aire.

Y no se diga la imagen que acompaña a la portada de este comic, que a todas luces es interesante y despierta la imaginación pero que sólo sirvió como falsa publicidad dado que no se explora en el contenido del mismo. Esto da como resultado un proyecto que, siendo evaluado en su totalidad, sólo fue un cúmulo de preámbulos sin terminar, volviéndola carente de una necesaria cohesividad y desplegando solamente chispazos de ingenio que arrebatan una que otra sonrisa en el lector – gracias al acierto de un Bendis quien da en el clavo con la voz interna de los Illuminati en la mayoría de los casos, a excepción de este tomo – creando momentos amenos pero cuya brevedad impide que sean realmente memorables.

NAILLUMINATI4001Dejando de lado estos intercambios, la miniserie se orienta a mover a sus piezas a las órdenes de un plot que es poco menos que atrayente. Sin lugar a dudas esta serie limitada se hubiese beneficiado teniendo una mayor duración que diera más robustez y suficiente espacio para el desarrollo de sus personajes, y que no se viera como una colección de relatos meramente anecdóticos, inconexos y de brevísima profundidad.

Este comic sufre muchísimo siendo que prácticamente – no, mejor dicho completamente – destroza la imagen de uno de los personajes más innovadores en los últimos 15 años: NOH VARR, creado por el afamado autor Grant Morrison en el año 2000. Bendis y Reed no solamente ignoran todo su bagaje previo (publicado en la miniserie de 6 tomos de nombre “Marvel Boy” e ilustrada por J. G. Jones), sino que se toman libertades creativas para alterar sus hechos y con ello situarlo de forma conveniente en su narrativa.

Originalmente, Noh Varr es presentado como un alienígena Kree – una raza belicosa de amplio historial en los comics de la Marvel – proveniente de una realidad alternativa y de una superioridad evolutiva con respecto a los humanos. Al encallar en un planeta Tierra distinto al de los comics originales, se abre paso entre sus estructuras corporativas que subyugan a placer a la humanidad, meramente con fines monetarios. A través de un storytelling moderno y de naturaleza anárquica, Noh Varr enfrenta al status quo en batallas espectaculares y novedosas. Siendo apresado en sus últimas páginas, esta persona non grata sentencia que moldeará al planeta a su imagen bajo la ideología de un peculiar “Fascismo Zen”, la respuesta correcta para corregir el rumbo de un mundo en llamas. Cabe señalar que Morrison pensaba en elaborar una trilogía, pero a final de cuentas su salida de Marvel y un cambio de administración en la editorial dieron al traste con esta intención.

Pues bien, como les comentamos NADA de esto es retomado en Illuminati #4. En su lugar tenemos a un grupo de superhéroes intentando adoctrinar a un Noh Varr – a quien llaman “Marvel Boy” sin razón alguna, siendo que en su versión original esto jamás sucede o se infiere – a través de la coerción, la tortura y en base al ejemplo del venerado Mar-Vell, en lo que a todas luces es un ritual muy forzado por los autores, y que Bendis describe como “superhero bar mitzvah”. Lo peor de todo es ver a Namor – quien a todas luces es similar en ideología, actitud y personalidad a Noh Varr – siendo cómplice de los Illuminati en una clara conveniencia en el plot. El desliz más obvio (y claramente deliberado) es que Marvel Boy #1-6 no forma parte del canon de publicaciones oficial, pero que aquí se integra arbitrariamente y sin justificación alguna en este universo de ficción.

Es decir, la falta de entendimiento del personaje, sus motivaciones, dilemas y temática central es abismal.

Y quien mejor para describir a Noh Varr que Chad Nevett, quien fuera un destacado analista de la industria de los comics entre 2005 al 2013, además de ser un crítico muy vocal de Bendis y su controversial interpretación del personaje. Su atinada síntesis respecto a este tema es más que vital y relevante para poder entender nuestros problemas con este comic en particular:

“Mi punto de vista sobre Noh-Varr en “Marvel Boy” es que es parcialmente una invocación de los “héroes” de la Edad de Oro tales como Namor y el Marvel Boy original, y es además una reconceptualización del concepto de Spider-Man en el siglo XXI. Las semejanzas son demasiado numerosas entre estos personajes como para ignorarlas, desde los colores y diseño de su traje (en tonos opuestos al de Spider-Man), la muerte de una figura paterna, la supervivencia de una figura materna, la muerte de una novia y la aparición de una nueva (tenga en cuenta que una fue rubia y la otra pelirroja), la lección general del tomo #3 fue una de responsabilidad, el poseer los poderes de una araña/cucaracha… pero con la peculiar excepción de que Noh-Varr actúa de la manera en la que un adolescente enojado y con súper poderes de nuestra época lo haría: uno que grafitea malas palabras en las ciudades, lucha contra las figuras de autoridad, sale con la chica equivocada, aprende todo lo que sabe de la televisión, y quiere deshacerse de todo para luego rehacer al mundo a su imagen. Sigo pensando que Noh-Varr captura la experiencia adolescente mejor de lo que Spider-Man hubiese deseado – y mucho mejor que cualquier otra historia de superhéroes adolescentes, incluso.

Nunca vamos a saber exactamente lo que Grant Morrison tenía en mente para las próximas dos secuelas de “Marvel Boy”, pero me da la sensación de que, a lo largo de ellas, Noh-Varr hubiese madurado y crecido, y ya no sería en realidad un joven enojado… porque eso es lo que pasa en el mundo real. Y eso parece ser la dirección que Brian Michael Bendis (con la ayuda tanto de Zeb Wells como de Brian Reed) han llevado al personaje. Pero…

Pero, es demasiado abrupto. No hay ninguna razón real para esta repentina madurez del personaje. Claro que mi problema principal es que no creo que se debiera usar al personaje, punto. Esa es una postura mezquina y poco razonable de mi parte, pero es lo que es. Nada de lo que pasa aquí (y en otras apariciones de Noh-Varr post-Marvel Boy) muestra que estos escritores tienen la habilidad o el entendimiento necesario para escribir a este personaje sin quitarle sus cualidades que son distintivas e interesantes, en un intento por forzarlo a situaciones preexistentes.”

Así, Bendis y Reed (y posteriores autores como Zeb Wells y Kieron Gillen, siendo quizás la excepción un Jason Aaron en una brevísima ocasión) desdeñan una caracterización promisoria para insertarlo a calzador en una narrativa a largo plazo de la cual no solamente se volvería tanto ignorado como irrelevante, sino que también lo llevarían a formar parte de historias completamente blandas, sin inspiración y carentes de esa chispa y sentido de novedad que lo volvieron único en su momento.

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