Entre 2004 y 2013, la editorial Marvel Comics dio un salto de fe y le encomendó al autor independiente Brian Michael Bendis el revitalizar a una franquicia venida a menos. Bajo su pluma, el comic de Avengers cruzó un periplo de gran riesgo y controversia, con historias repletas de momentos tanto memorables, emocionantes e infames, que catapultaron tanto al autor, el propio comic y a la publicadora a un cénit narrativo y de ventas sin precedentes, creando relatos definitivos para toda una generación de lectores. La siguiente es una amplia retrospectiva a uno de mejores comics comerciales dentro del siglo XXI.
El primer año del comic “New Avengers” supuso una bocanada de aire fresco para el mainstream, dado que el género del superhero team se había aletargado tras el aciago 9/11: comics de gran riesgo y audacia como The Authority (DC Comics) habían sido desplazados a un rincón muy incómodo por su editorial y como parte de un conservadurismo mal enfocado; series de la propia Marvel tales como The Ultimates y Astonishing X-Men tuvieron un calendario de publicación tan errático que hacían efímero cualquier entusiasmo por parte del fandom. Pero para beneplácito de la industria los Vengadores de Brian Bendis lo habían cambiado todo, y mes a mes se gestaba una narrativa más que envolvente; era situarnos en un sitio privilegiado para compartir el sentir de sus propios protagonistas, víctimas de un azar que los colocó contra las cuerdas y en estado de alerta permanente. Con gran sapiencia, el autor y su grupo de estupendos ilustradores ofrecían al público arcos argumentales que iban acumulando emoción, diálogos honestos y cándidos y un sentido de paranoia y peligro por igual, haciendo de todo esto un bestseller y un benchmark que ni el propio DC pudo replicar a pesar de tener a powerhouses de la talla de un Geoff Johns, Brad Meltzer o un Grant Morrison, quienes en cierta medida intentaron labrar su propio camino antes de lanzarse al ruedo con un magnum opus que le hiciera competencia. En dicho sentido, fue Marvel quien siempre tuvo la sartén por el mango, contraatacando cuando parecía que DC volvía por sus fueros, y fue siempre Brian Michael Bendis la punta de lanza para ofrecer una que otra idea capaz de sacudir al mundo de los comics y a la vuelta de cada año.
Con hits de la talla de Secret War, Avengers Disassembled y Breakout en sus bolsillos, el autor ya tenía la mitad del trabajo completamente hecho. Se había levantado de la lona a un comic que languidecía tras la partida del talentosísimo Kurt Busiek en 2002, y cualquier temor de que un comic como Ultimates hiciera obsoletos a personajes de la talla de Captain America, Iron Man y Thor habían sido infundados. La apuesta de la editorial por contar con fan favorites como Spider-Man y Wolverine en el equipo había sido la correcta, y la mezcla de wildcards en el roster como Ronin, Sentry y Luke Cage volvieron impredecible a este título.
New Avengers se sostenía bajo sus propios méritos, y por tanto era el turno de que Bendis sacara un nuevo lustre a miembros del reparto en busca de un segundo aire. Era tiempo de hacer una pausa y voltear hacia un personaje por el cual este escritor tenía un gran afecto: Jessica Drew, alias Spider-Woman.
Fue a través de varias ediciones impresas y bajo su pluma que se le dio forma y fondo a su trajinar dentro de este comic, siendo un personaje que contó con una voz propia y que añadió situaciones distintas a lo acostumbrado, incluyendo también un giro de tuerca bastante audaz y que daría mucho de qué hablar en los años venideros, con consecuencias importantes y gran dramatismo. Con una dirección narrativa más clara, el autor posicionó a la Mujer Araña en un atractivo character arc sobre el cual su relación con los Vengadores se estudió detenidamente, a medida que fuimos descubriendo la verdad sobre su estatus como un “triple-agente” y al servicio de intereses en conflicto, en donde su lealtad fue cuestionada constantemente.
El aprecio hacia esta súper heroína por generaciones enteras de fans tuvo su génesis tanto en el comic original publicado en la década de los 70s—e ilustrado por un consagrado del comic como Carmine Infantino—como en su serie animada para la televisión en 1979-80. Su actitud valerosa y de amplios recursos, con gran presencia visual y sex appeal fueron factores cruciales que le brindaron el éxito simultáneo en la pantalla chica y en el arte secuencial, y que al día de hoy la sitúan como un personaje de culto muy trascendente.
Pero este amor platónico entre el escritor y Jessica Drew se remonta no solamente a sus días como lector de comics y televidente: fue en los años en los que Marvel tenía oficinas en la Costa Oeste de los Estados Unidos (1994-95), cuando un debutante Brian Michael Bendis decidió enviar una propuesta para el entonces gerente Mark Panicchia. Acompañado del ilustrador Rick Mays, “Spider-Woman” el comic fue en aquella época una idea muy distinta a lo que el autor ejecutó cerca de una década después en “New Avengers”. Para su mala fortuna, la propuesta llegó al mismo tiempo en el que dicha sucursal cerró sus puertas, dejando este sueño en el tintero de las ilusiones.
Pero no sería la última vez que Bendis intentó escribir a este personaje. Fue durante la concepción del comic de detectives “Alias” (2001-2004) que la protagonista de dicho título no sería Jessica Jones, sino la propia Jessica Drew. Dicho hallazgo en principio sonó interesante, pero a final de cuentas fue descartado completamente.
Una vez que Bendis recibió la oportunidad como guionista en los Vengadores, puso manos a la obra para reconstruir a una Mujer Araña venida a menos, y vaya que lo logró:
“MARVEL CAME AT ME GUNS A BLAZIN’. THEY KNOW EXACTLY HOW TO HIT MY GEEK BUTTONS. MY FIRST BOOK AT MARVEL IN ’94 OR ’95 OR SO WAS TO BE A SPIDER-WOMAN SERIES WITH ART BY RICK MAYS. THEY OFFERED ME AND RICK THIS LITTLE CHANCE TO RELIVE WHAT ALMOST WAS. I COULDN’T SAY NO.”
Es así como en “Giant-Size Spider-Woman” #1 (junto al propio Mays) y en “New Avengers” #14-15 (con Frank Cho), se colocaron los cimientos para hacer de este personaje un miembro a toda ley de los Vengadores, resarcir deudas pendientes y ganarse la confianza y el respeto de sus compañeros.
En palabras del propio Bendis, fue su Editor en Jefe Joe Quesada quien lo impulsó a publicar un comic de Spider-Woman. Era el momento y el mercado estaba más que listo para consumir a sus aventuras en cuatro colores. La manera en la que apareció en “New Avengers” supuso para ella una página en blanco, un terreno fértil para añadir muchos detalles a su mitología e historia editorial. La apuesta era clara: contar una historia de origen bajo un enfoque moderno, y trayendo a la mesa todas sus características que la han hecho única entre los personajes femeninos de la Marvel.
La apretada agenda de Bendis—quien además de la franquicia de Avengers intentó darles un seguimiento regular a sus otras obras tales como Ultimate Spider-Man, Ultimate X-Men, Ultimate Fantastic Four, The Pulse, Daredevil, Powers y House of M—lo hicieron tomar la decisión de tener a un co-escritor que tomase las riendas la mayoría del tiempo. Habiendo trabajado junto a la publicadora de videojuegos Activision entre 2004 y 2005 en la adaptación multiconsola de “Ultimate Spider-Man”, logró hacer una buena mancuerna con el desarrollador Brian Reed, por lo que nuevamente unieron fuerzas para tal efecto.
Haciéndose acompañar por los ilustradores y hermanos Jonathan y Joshua Luna, ambos guionistas lanzaron al mercado “Spider-Woman: Origin”, una serie limitada de cinco tomos entre diciembre de 2005 y abril de 2006. Esta publicación representó la oportunidad de construir por vez primera a un universo expandido para “New Avengers”, haciendo de éste último un comic capaz de generar material suplementario con amplia variedad temática, siendo un hito que le garantizó a la editorial los medios para la edificación de un acervo literario totalmente nuevo, consistente y sostenido.
Publicándose en paralelo con New Avengers, “Spider-Woman: Origin” tuvo la difícil tarea de alinear de una vez por todas a los confusos orígenes (¡tres!) de este personaje:
“Recuerdo hace un par de años que intenté usarla (a Jessica Drew) en Alias por lo que llamé a mi editor Ralph Macchio y le pregunté, ‘estoy loco, ¿o hay al menos tres orígenes distintos y no se ha refutado ninguno?’ Y me dijo, ‘¡quizás haya más!’ Le pregunté, ‘¿es ella una araña de verdad que se convirtió en humano? […] ¡Qué desorden!’ En sí todos fueron orígenes algo interesantes y tenían detalles fascinantes de su niñez, además de haber sido agente de HYDRA y luego agente de S.H.I.E.L.D.”
En palabras del autor, este trabajo colaborativo le resultó bastante bueno, y a título personal se notó muchísimo tanto en el texto como en el arte ilustrado. De igual manera, confesó que hubo mucha serendipia a medida que su agenda daba espacio a este proyecto: originalmente, Bendis iba a escribir una serie mensual de “Spider-Woman”, una vez que concluyera sus compromisos con el comic de “Daredevil” en 2006. Teniendo como dibujante al talentoso Alex Maleev, ambos tenían la esperanza de algún día escribir un comic de “S.H.I.E.L.D.”, pero la alternativa de la Mujer Araña sonaba también interesante dado su alto perfil en “New Avengers”. Cuando se descartó a la serie mensual y se comenzó a planear una miniserie, el nombre de Brian Reed saltó a la mesa y ambos lograron dar en el clavo con un origen lo suficientemente bueno y convincente para hacer despegar a su historia, y rindiendo además un homenaje a todas las contradicciones que han mistificado y encumbrado a esta heroína con el paso del tiempo. Creando desde cero un backstory para Jessica Drew, se honró e integró de forma holística a los aspectos básicos de su confusa historia—a) una araña que evolucionó en una mujer, b) un experimento genético, y c) una espía bajo el control de los terroristas de HYDRA. Todo encajó.
Spider-Woman: Origin—una reestructura al origen confuso de Jessica Drew, conciliado bajo una historia llena de intriga, acción, secretos oscuros, encrucijadas, drama familiar, la búsqueda de respuestas y revelaciones inesperadas. Para encontrar un futuro, Jessica debe dejar atrás su pasado, pero en su camino encontrará a HYDRA. Ella deberá saber que cortándole una cabeza no será suficiente…
Acto seguido, fue en base a una sugerencia en su comunidad online de “Jinxworld” que decidió unir esfuerzos con los hermanos Jonathan y Joshua Luna. En aquella época, ambos se convirtieron en una grata sorpresa tras la publicación de los sleeper hits “Ultra” y “Girls”, series de género con gran creatividad e idiosincrasia y publicadas por Image Comics entre 2004 y 2007. El hecho de que su frecuente colaborador Mike Oeming conociera de antemano a Jonathan Luna—cuando hicieron juntos un comic para la franquicia fílmica de The Matrix en 2004-05—cimentó en definitiva su decisión.
Spider-Woman: Origin define a Jessica Drew como un individuo siempre bajo la influencia de un tercero, sin posibilidad de elegir un rumbo propio: tras un accidente que le da sus poderes arácnidos antes de nacer, se vuelve sujeto de pruebas de su insensible padre, quien bajo el auspicio de los terroristas de HYDRA se aleja más y más de su humanidad y de su esposa, a quien le da muerte cuando ella se rehúsa a que su hija sea un conejillo de indias. Bajo implantes de memoria inducidos por una célula de HYDRA y bajo el control del misterioso Gral. Herbert Wyndham—y cuyo nexo con el personaje clásico del “High Evolutionary” se dejó en el terreno de lo ambiguo—Jessica es puesta a prueba como un agente al servicio del terror. Su emancipación y eventual encuentro con Nick Fury la colocan en un curso de colisión repleto de secretos, mentiras y acción alrededor del mundo.
Los autores utilizan a su favor el característico estilo de los Hnos. Luna, quienes emplean por lo regular una paleta de colores tenues y filtros que le dan a su trabajo un aspecto etéreo, dreamlike o sobrenatural. En este sentido, este relato tiene una muy marcada influencia visual en las atmósferas propias del anime vanguardista “Serial Experiments Lain” de Ryutaro Nakamura y Yoshitoshi Abe. Es a través de este prisma que los autores exponen la idea de que todas las contradicciones acerca de la Mujer Araña existen y son reconocibles, y que la presencia de elementos bizarros como hombres lobo, mutantes y genetistas desquiciados son una cortina de humo para ocultar lo que está en realidad detrás del espejo: indoctrinación, criminalidad y pseudo-ciencia llevada al extremo y lejos de la moralidad, al servicio de intereses malsanos. Este approach concilia las disonancias narrativas de antaño en el comic de Spider-Woman de una manera elegante, y la sumerge ahora en un techno-thriller lleno de intriga y acción; honrando el pasado, pero limpiando el camino.
Bajo esta plantilla, los autores entregan un esfuerzo colaborativo bastante eficiente, y con destellos de brillantez y emoción muy bien logrados. Con un guión envuelto en distintos moods tales como la comedia ligera, el drama familiar, la tragedia personal y el autodescubrimiento, es a partir del tomo #3 que la serie evoluciona significativamente, con un cliffhanger que deja de lado a la confusión de la protagonista para enfocarla en la búsqueda de respuestas, darle un cerrojazo al pasado y trazar un futuro brillante para ella. De igual forma el uso de un Nick Fury como guía paterna para Jessica Drew fue sobresaliente, siendo capaz de guiar a su agenda pacifista bajo un punto de vista enérgico, pero a la vez compasivo con quienes han sufrido lo peor del mundo del contra-espionaje, repleto de incertidumbre, represalias, manipulación y corrupción.
A pesar de estos elementos fantásticos, la historia nunca pierde de vista el aspecto humano, y tanto el sentido de asombro como el viacrucis existencial de la Mujer Araña se entregan bajo un peso específico y por encima de cualquier artificio. Resalta sobremanera una secuencia en donde Jessica en edad adulta decide rehacer su vida y se enrola en una universidad: es en sus clases de literatura donde se hace una analogía explícita de este comic con el famosísimo libro “Little Women” de Louisa May Alcott, resaltando en particular los temas core que la obra de Bendis y Reed hacen hincapié en todo momento:
“Little Women remains a classic because it shows that every young person goes through the same kind of trials and tribulations… no matter what society, no matter what time period, the human truths remain the same. Deaths of loved ones, family crises, and the mending of broken hearts.”
Por su excelente contribución en este comic, Brian Reed sería recompensado con una larga etapa como guionista dentro de Marvel, llevando las riendas de “Ms. Marvel” entre 2006 a 2010.
Personalmente, Spider-Woman: Origin fue un comic adelantado a su época. Anteriormente, Marvel Comics no actualizaba retroactivamente a los orígenes de sus personajes como estrategia de marketing, comprimiendo detalles innecesarios y adaptándolos para audiencias de todo tipo. Lo normal era que a algún escritor no le gustaba lo que había antes y lo contradecía con elementos más razonables. Esta vez se estaba empaquetando a un producto el cual pudiera tener una vigencia prolongada, y disponible posteriormente en tomos recopilatorios como una historia finita. El comic no hacía referencia alguna a la situación actual del personaje, así que no se encontraba sujeta a algún bagaje, por lo que cualquier lector con suficiente curiosidad podía aventurarse entre sus páginas y hallar un relato autocontenido, y a través de recursos tales como los servicios online de Marvel o aplicaciones como Comixology poder redescubrir a su historia previa y/o reciente. Este relato, junto a “The Return of Hawkman” (por Geoff Johns en JSA, 2001) y “Iron Man: Extremis” (por Warren Ellis en 2005-2006), fueron a mi parecer los ejemplos definitivos para energizar historias de origen de superhéroes en esta era moderna.