Dead Ringers | Canadá, 1988
Dirigida por David Cronenberg
Libreto cinematográfico por David Cronenberg y Norman Snider
Basada en la novela “Twins”, por Bari Wood y Jack Geasland
Reparto: Jeremy Irons, Genevieve Bujold y Heidi von Palleske
Cinematografía por Peter Suschitzky
Musicalización por Howard Shore
Edición por Ronald Sanders
Producida por Morgan Creek Productions, Telefilm Canada y Mantle Clinic II
Distribuida por 20th Century Fox
Sus vidas, pacientes y amantes. Esto es lo que los gemelos Mantle comparten día a día.
Siendo exitosos ginecólogos y apasionados con la fisiología femenina, tienen su vida bajo control, donde el ambicioso y seductor Elliot lleva una vida despreocupada, dándole a su retraído pero brillante hermano Beverly la oportunidad de saborear los placeres carnales mientras se ayudan mutuamente a impulsar sus carreras médicas.
Sin embargo, cuando Beverly se enamora completamente de una paciente, la actriz Claire Niveau, experimenta por primera vez un deseo de independencia, el cual amenaza con despedazar el mundo que él y Elliot han construido a su alrededor, llevándolos a un colapso físico y nervioso de graves consecuencias.
Inquietante, introspectiva, desoladora y provocativa, Dead Ringers forma parte de un punto trascendental en la carrera cinematográfica del realizador canadiense David Cronenberg.
Esta cinta marca un proceso de despedida a su tradicional estilo controversial y popular, para acercarse un poco más a un refinamiento artístico. Cronenberg basa su libreto en la novela “Twins”, la cual toma a su vez un controvertido caso real sucedido en 1975, donde dos hermanos gemelos y ginecólogos de profesión, Cyril y Stewart Marcus, fueron encontrados muertos por sobredosis en su departamento. El director narra su hallazgo que lo inspira a perseguir una adaptación cinematográfica:
“I remember seeing in a newspaper, a headline saying “Twin Docs Found Dead in Posh Pad,” and I thought, What is that? And it was about twin gynecologists found dead in their apartment and as I delved more into it, and of course there was a novel written about it, an article called “Dead Ringers” written by Laura Rosenbaum in Esquire I think it was.
It became a very famous story and I knew that someone would make a story about this so it wasn’t so much the protagonist that attracted me, but that I just knew that there was a great movie in there that I would have to make because it didn’t seem like anyone else was interested in doing it.”
Además, el director toma como inspiración a la película de A Zed and Two Noughts de Peter Greenaway, filmada en 1985 y en la cual se relata de forma magnífica la interdependencia y desintegración física y mental de dos gemelos. Al coincidir con el estreno de la película cómica “Twins” de Ivan Reitman, el realizador se ve forzado a renombrar su obra a Dead Ringers (personalmente, un excelente título).
Cronenberg alcanza un nivel de mesura magnífico, donde enfatiza la caracterización, evitando en todo momento que sus características obsesiones temáticas tomen el control de la narrativa, y que por el contrario realcen el esfuerzo histriónico de su protagonista por dotar de sublimes tintes dramáticos a la película.
Con esto, podemos decir que este es el performance definitivo de Jeremy Irons, quien brillantemente interpreta a los gemelos Mantle. Gracias a la técnica digital conocida como “twinning”, el público es testigo de un esfuerzo actoral extraordinario que nos convence de que tenemos a una persona en duelo mortal consigo mismo, encarnando personalidades nocivas, pero atrayentes, donde el común denominador es la aniquilación absoluta del individualismo.
Irons transmite carisma, inteligencia, ingenuidad, egoísmo, amor y celos a través de una actitud mercurial llena de matices enternecedores, aprehensivos y lascivos.
Aún así, Cronenberg impregna en diversos instantes los leitmotifs que lo han acompañado durante mucho tiempo: su fascinación con el cuerpo humano como manifestación externa del trauma psicológico se pone de manifiesto al presentar un breve pero perturbador instante con tintes oníricos, el cual realza la interdependencia enfermiza entre Elliot y Beverly, acercándonos a un punto de no retorno.
Otro de los temas predilectos del director es su continuo análisis del sexo femenino y el lugar que ocupa desde la perspectiva y mentalidad del hombre. Mucho se ha hablado del enfoque en el que Cronenberg coloca a las mujeres en su filmografía, situándolas en un punto entre la objectificación y el repudio a su figura.
Aún y cuando el director niegue la existencia de dichos contenidos en sus cintas, en la primera mitad de Dead Ringers podemos notar diversos ejemplos que rayan en lo subliminal, y que son entregados con temple y sensualidad por Genevieve Bujold, quien interpreta a Claire Niveau:
LEO: So I’ll tell him to fuck off. Pardon my French
CLAIRE: Don’t tell him to fuck off. I need the work. This mini-series is paying absolute peanuts.
LEO: You don’t need to be humiliated.
CLAIRE: I’ve decided I WANT to be humiliated.
(…)
LEO: Listen, I’m gonna be late for the Axelrod meeting. You’ll be OK?
CLAIRE: Goodbye Leo. Remember… I need the humiliation – as well as the money.
CLAIRE: Of course, you had a chance to check me out thoroughly before you jumped on me. Are you that careful? Do you only have affairs with your own patients?
BEVERLY: I was just… concerned… about you.
CLAIRE: Am I very wicked? Is that it? You wanna spank me, Doc?
BEVERLY: Uh… that hadn´t occurred to me.
CLAIRE: I’ve been bad and I need to be punished.
BEVERLY: What is it?
CLAIRE: I’ll never get pregnant. I’ll never have children. When I die, I’ll just be dead. I’ll never really have been a woman at all. Just a girl. A little girl.
BEVERLY: You could adopt a baby.
CLAIRE: It wouldn’t be the same. It wouldn’t be part of my body.
BEVERLY: Yeah. You’re right.
El toque maestro por parte de Cronenberg en el film es su habilidad para diluir completamente el tradicional “body horror” presente en sus películas, mostrando a su vez una alternativa elegante que combina esta obsesión de lo grotesco con la fijación/disección del sexo opuesto:
El cinematógrafo Peter Suschitzky (en su primera de múltiples colaboraciones con Cronenberg) le provee a Dead Ringers de una atmósfera fría, estéril, donde la luz es dominada completamente por una capa azul que transmite la naturaleza calculadora de los gemelos Mantle, amplificando el sentido inquietante que la cinta comunica a su audiencia. El diseño de producción es impecable, y la fotografía de Suschitzky logra capturar los momentos surreales que el escenario provee a la película, tales como las contrastantes túnicas rojas de los ginecólogos, que nos transportan a un mundo completamente desconcertante, pero atractivo a la vez.
Este es sin duda el esfuerzo musical más efectivo de Howard Shore en el cine. Aún y cuando el épico y contundente score de la trilogía de El Señor de los Anillos sean un referente contemporáneo indudable, la música en Dead Ringers conjuga un dejo de melancolía genuino y magistralmente sutil que evita en todo momento tomar el protagonismo, amplificando el trauma vivido por los gemelos Mantle, quienes paulatinamente se acercan más y más a la destrucción mutua.
Dead Ringers es un film de horror psicológico sumamente interesante, que presenta una perspectiva desoladora y represiva con gran talento, llevando el tema de la interacción entre hermanos gemelos a niveles de exasperación dosificados, a diferencia de otras películas como Sisters, un excelente esfuerzo de Brian De Palma de 1973, pero con un approach deliberadamente directo, terrorífico, in-your-face, y la ya mencionada A Zed and Two Noughts, la cual transmite una tónica nostálgica y melancólica en escenarios de perfecta estética surrealista.
Cronenberg cerraría la primera fase de su carrera con una exquisita y compleja mezcla literaria y elementos de horror/fantasía en Naked Lunch (1991), y a partir de ahí iniciaría un proceso radical para su acostumbrado análisis psicológico y de temas oscuros, donde Dead Ringers se consolida como el molde básico hacia un estilo completamente distinto, pulcro y sensacional.